El muro que aparece en la imagen no es una pared de un edificio en ruinas o abandonado, sino la fachada del colegio Lope de Vega, en la céntrica calle Ronda del Pilar. Los graffiteros han encontrado este lugar donde dejar huella de su peculiar arte y nadie ha podido evitarlo. Ahora que está a punto de comenzar el curso escolar, a los alumnos de este centro les será muy difícil aprender que en las paredes no se pinta y que los bienes públicos deben cuidarse.