Un motorista de 35 años perdió ayer la vida tras salirse de la vía y chocar contra una farola en la calle Cardenal Cisneros, en San Fernando. Pascual Antonio Pozos Lara, a quienes todos llamaban Nino, estaba casado, tenía dos hijas de 4 y 11 años y trabajaba en la empresa Saneba. Su muerte causó gran consternación en el vecindario, donde era muy conocido porque, además de residir en la zona, su familia regenta un popular restaurante en esta misma calle, Los Pozos, a tan solo unas decenas de metros de donde tuvo lugar el accidente.

La capilla ardiente está instalada en el tanatorio junto al puente Real, a donde fue trasladado el cuerpo ayer por la tarde tras practicarle la autopsia, y el funeral se celebrará hoy a las cinco de la tarde en la parroquia de San Fernando y Santa Isabel.

Los hechos se produjeron sobre la una de la tarde a la altura del número 47 de Cardenal Cisneros cuando, según los testigos, el motorista perdió el control de la moto Honda de gran cilindrada en la que circulaba, chocó contra una farola y los pivotes del acerado y salió despedido varios metros. La policía local, que acudió al lugar junto a la Policía Nacional y los bomberos, aún investigaba ayer las causas del siniestro, pero el exceso de velocidad es una de las principales hipótesis que se barajan, según el testimonio de un testigo. Al parecer, el motorista se había detenido a charlar con un conocido y solo segundos después de retomar la marcha se produjo el brutal choque, cuando apenas había recorrido un tramo de 75 metros en dirección a la avenida Padre Tacoronte.

"Yo estaba abriendo el portal de mi casa, vi que cogió velocidad e hizo un ademán con la moto, como si hubiera pisado algo o perdido el control, e inmediatamente se empotró con la farola y la moto se llevó por delante los pivotes", explicó una joven que presenció el trágico accidente.

El fallecido, gran aficionado a las motocicletas, había regresado poco antes del suceso de una ruta en moto con un grupo de amigos con los que había recorrido unos 300 kilómetros, por lo que cuando se produjo el accidente iba provisto de casco y ropa adecuada, según contaron sus vecinos. Cuando ocurrió el siniestro se dirigía a guardar su moto en una cochera.

"Era una bellísima persona, muy unido a su familia y a sus amigos y trabajador a tope. Muy buena gente", destacaron de la víctima sus conocidos aún si poder asimilar lo que acababa de ocurrir.

INDIGNACION Al dolor de los vecinos por el fallecimiento del joven se unía ayer la indignación por la tardanza de la ambulancia en llegar al lugar de los hechos. "La primera que ha venido, sin médico, ha tardado más de 25 minutos. No hay derecho", criticó Emilia González que, junto con otra vecina, estaba recogiendo firmas entre quienes habían sido testigos del accidente y de la llegada de los servicios de emergencia para que bien ellos mismos o la familia, si lo considerara oportuno, presenten una queja formal.

"El cuerpo ha estado más de una hora tendido en la calle hasta que ha venido el juez, pero lo grave es que ha estado sin asistencia médica ninguna cerca de media hora e, incluso, la policía local ha tenido que preguntar si entre los que estábamos aquí había una médico o un ATS", explicaron indignados. En el parte de la policía local figura que el joven murió en el acto, aunque algunos vecinos que intentaron auxiliar a la víctima justo después de que se produjera el accidente aseguraron que aún tenía pulso.

Por su parte, el Servicio Extremeño de Salud (SES) señaló tras conocer las quejas de los vecinos que se abrirá una investigación para determinar los tiempos de respuesta, así como el personal que se desplazo en la Unidad Móvil Medicalizada (UME) y poder aclarar lo sucedido.