El trasiego constante de toxicómanos que consumen bajo sus ventanas y el hedor de la basura que se acumula alrededor de su propiedad es la situación en la que una familia de la calle Santo Cristo de la Paz denuncia que vive desde hace 10 años. Su vivienda está entre otros dos edificios afectados por la riada junto al Rivillas, que sus inquilinos dejaron hace años y que poco a poco se han ido convirtiendo en refugio de toxicómanos y vertedero improvisado.

Llevan años denunciando las condiciones de inseguridad e insalubridad con las que conviven, pero la circunstancia que ha hecho que su aguante llegue al límite ha sido el asalto a la vivienda cuando solo se encontraba en su interior su propietaria, una mujer de 81 años. Cuatro hombres accedieron a la casa por el edificio contiguo, utilizando una escalera para llegar hasta la terraza. En el inmueble por el que entraron, con puertas y ventanas rotas, solo vive un vecino que ocupa un piso cedido por el ayuntamiento hasta que lo admitan en una residencia.

"Pueden entrar por donde quieran porque no hay nada tapiado", criticó Rosa Giberteau, hija de la anciana asaltada. Esta aseguró que han denunciado la situación ante el ayuntamiento hasta seis veces, pero que nadie ha contestado. Aunque han reforzado las medidas de seguridad de su vivienda, temen que pueda volver a ocurrir por lo que piden que mientras llega el derribo adopte medidas para impedir la entrada de extraños al edificio y retire la basura de los patios de los inmuebles.

La concejala de Vivienda, Rosario Gómez de la Peña, informó que el ayuntamiento ha adquirido hace poco más de 15 días --tras años para llegar a un acuerdo con los propietarios-- uno de los inmuebles, y ya ha pedido presupuesto para su derribo. La edil señaló que la demolición será inminente, aunque antes deben proceder a la retirada de las uralitas, que tienen amianto por lo que las tendrá que quitar una empresa especializada.

En cuanto al otro inmueble, Gómez de la Peña explicó que el consistorio ha adquirido cinco de los seis pisos, un garaje y un local comercial y está tratando de llegar a un acuerdo con un propietario para tener la propiedad de todo el edificio y proceder a su derribo. La concejala añadió que mientras no lo podrán demoler, porque no está en tan mal estado como para declararlo en ruinas. No obstante, aseguró que se tapiará para evitar que se acceda al mismo.