Todo, hasta los sentimientos, se aprende y por tanto también el camino para buscar la felicidad, entendida ésta como un estado de bienestar en ausencia de dolor, preparados para hacer frente a los problemas y congraciados con la vida. Eso es lo que pretenden inculcar el pedagogo Teo Martín y dos psicólogos a los asistentes al Aula de Salud Mental del Teléfono de la Esperanza, que dirige y con la que colabora desde el 1992.

"Estoy tratando de aplicar lo que aprendo, cuesta un poquito pero está siendo muy interesante", explica Daniel, el más joven de las doce personas que asisten al aula.

"Vivimos en el mundo de la comunicación pero incomunicados. Cada vez hay más personas que se sienten solas, que tienen dificultades o no se comunican con nadie", según Martín.

Tal es el caso de Lola, a quien la viudedad se le sumó a la depresión que padecía, "no me lo esperaba así, vine recelosa pero me ha cambiado totalmente mi planteamiento de vida". Hasta tal punto ha cambiado que en septiembre piensa volver a un curso de profundización.

A muchos sorprende la forma de vida en Extremadura, "por su calidad; tenemos más calidad de vida emocional que en otras regiones, la gente se relaciona más, tiene una mejor alimentación, costumbres como la siesta, sin tanto el estrés, el ritmo de vida; cada vez le damos mas importancia a la inteligencia emocional", según Teo Martín.

En este curso de 20 horas se abordan las claves para intentar acercarnos a la felicidad y "para ello es necesario una buena comunicación con uno mismo, una amplia vida relacional y expresar nuestros sentimientos", comparten director y participantes.

El aula orienta en determinados temas y se trabaja en grupo, con dinámica y ejercicios prácticos. "Se intenta mostrar otro camino para abordar los problemas, es como aprender a nadar; hay que enseñarles para que luego solos puedan salir del agua". Poco a poco los asistentes se van sintiendo más a gusto, mas positivos y viendo las cosas de otra manera.

Los asistentes son tanto hombres como mujeres de entre 30 y 50 años que en algún momento han sufrido algún trastorno, soledad depresión o dificultad en las relaciones personales, o que simplemente quien tener una vida emocionalmente rica.

Por otro lado, el Telefono de la Esperanza recibió el año pasado 10.000 llamadas de toda la provincia, una cifra que aumenta cada año, sobre todo en el último cuatrimestre. La asociación recibe 39.000 euros al año de la Junta de Extremadura, cantidad con la que se financia junto con la cuota de 40 euros anuales de sus 300 socios.