Ya no es lo que era». Era la frase que repetían ayer clientes y hosteleros al hablar de la Feria de Día del Casco Antiguo. Aunque quizás con más público que el primer día del año pasado, no se percibía ambiente de fiesta en sus calles y en muchos locales la afluencia era casi similar al de un sábado cualquiera. Hace ya varios años que la Feria de Día entró en caída libre y ha ido perdiendo el ‘tirón’ de sus primeras ediciones, cuando resultaba muy complicado encontrar un hueco libre en bares y terrazas e incluso caminar por sus calles.

Como ya ocurrió el año pasado, la hostelería no ha realizado ninguna acción conjunta, sino que cada negocio ha elegido poner o no decoración y tampoco ofrecen un plato estrella como ocurría los primeros años de la Feria de Día. No les compensa la inversión. Esto es lo que aseguran la mayoría y también desde la Asociación de Empresarios del Casco Antiguo (Aecab), para cuyo gerente, Mario Montoya, el declive de la fiesta en el Casco Antiguo tiene un claro responsable: el ayuntamiento. Con él coinciden muchos hosteleros, que reprochan que se haya querido potenciar el recinto ferial de Caya en detrimento de la Feria de Día cuando, según defienden, son «perfectamente compatibles».

Los hosteleros critican que el ayuntamiento no solo no invierta en decoración y actividades en el Casco Antiguo, sino que además ponga trabas como ha ocurrido durante años con la obligación de retirar los veladores a las ocho de la tarde para limpiar las calles -el año pasado ya no se hizo- o la prohibición de poner música en la calle. A su juicio, esto perjudica a la hora de crear un ambiente de feria y ha hecho que el público haya ido disminuyendo.

En La Corchuela estaban a tope a las tres de la tarde, pero uno de sus camareros reconocía que la afluencia no era muy distinta a la de otro sábado cualquiera. Las calles Muñoz Torrero y Meléndez Valdés eran las más concurridas. También en La Pecería comentaban que el movimiento de gente no era «para tirar cohetes». En la plaza de San José y la plaza Alta había negocios con las terrazas llenas y en el caso de la Casona Alta tienen casi al completo las reservas para comidas durante toda la semana. Sin embargo, en otras zonas como la plaza de la Soledad, la calle Francisco Pizarro, Felipe Checa, San Juan o la plaza de España al mediodía había muchos huecos libres en los veladores.

En El Silencio se esperaba mayor afluencia de público por la tarde, como ocurrió el viernes, y creían que el puente de tres días hace que hubiera menos afluencia en el inicio de San Juan. No obstante, su propietario, Julián Monge, con uno de los establecimientos más decorados, se mostraba optimista de cara a los días que restan de feria. Otros hosteleros también, aunque todos afirman que sin apoyo del ayuntamiento, la Feria de Día acabará muriendo.

Por otra parte, la primera noche de feria en el recinto de Caya transcurrió sin incidentes reseñables, según la policía local. La afluencia de público se incremento a partir de las 23.30 horas y la fiesta se prolongó la madrugada. Cruz Roja, con un dispositivo permanente en el ferial, realizó 18 asistencias, todas de carácter leve. Al cierre de esta edición, los dispositivos de seguridad y sanitario ya estaban preparados para actuar en una de las noches grandes de la Feria de San Juan.