La crisis no ha hecho que baje el público, pero un año más cuidando mucho su bolsillo a pesar de estar en feria. En resumen ese es el balance que hacían ayer los hosteleros del ferial de Caya pocas horas de echar el cierre a sus casetas y tras nueve días de intensa actividad. También destacan un cambio de tendencia: las mediodías cogen auge, mientras que son las noches las que se resienten.

Es el caso de la caseta de La Granja El Cruce, que ha servido de media entre 300 y 400 comidas diarias, pero que ha visto menos movimiento en la caja durante la noche. El volumen de negocio ha sido similar al del año pasado, que no fue excesivamente bueno, pero miran con optimismo que al menos no haya habido un descenso como ha ocurrido en los dos últimos años.

Tanto el público como los hosteleros han acogido con satisfacción las mejoras realizadas en el ferial (toldos, microclima o la nueva plaza, entre otros) y confían en que esas actuaciones tengan continuidad en el 2011 ampliando el entoldado a toda la zona de casetas. Asimismo, esperan que se construyan más casetas para peñas y sociedades, ya que las cinco que se estrenaban este año han contribuido a animar y atraer público al recinto.

Los responsables de estas nuevas casetas se han mostrado, en general, satisfechos con la experiencia. A la espera de cuadrar las cuentas, el responsable de Tendido 22, José González, hace un balance positivo de su paso por la feria y se plantea repetir en el 2011. "Nos ha ido bien, pero lo que hace falta es que se sepa que en la feria se puede comer muy bien y de todo", recalcó el hostelero, que ha servido más de 100 comidas al día.

César Trigo, encargado de la caseta Entre Encinas, también estaba satisfecho con esta primera experiencia en el ferial y coincidía en que "las mediodías han ido bien, pero las tardes y las noches han estado más flojas". Trigo reconoció que la situación económica y nueve días de feria hacen que los clientes hayan contenido el gasto, pero consideró que este año puede ser un punto de inflexión para que el real vaya a más en próximos años.

En cuanto al Casco Antiguo, también allí despiden la feria con buen sabor de boca. Pese a la situación económica, según destacó el vicepresidente de la asociación de empresarios, Miguel Angel Moreno, la afluencia de público ha sido "masiva casi todos los días", y en general los negocios "han funcionado bien". Como en Caya, los hosteleros del centro también han percibido que a diferencia de los dos últimos años, los clientes se han decantado por comer fuera de casa y reducir gastos a costa de las copas. "Ha sido al contrario que el año pasado, que mucha gente comía en casa y luego venía a tomarse copas, pero este las terrazas han estado llenas a la hora de comer", apuntó.

Moreno resaltó que la Feria de Día del Casco Antiguo "sigue creciendo" a pesar de que no tienen apoyo del ayuntamiento y de que los gastos de organización, publicidad y música corren por cuenta de los bares participantes, que este año se han reducido a 18 (el resto de locales va por libre). "Ahí sí hemos notado la crisis, pero aunque nuestro presupuesto es solo de 6.000 euros, mientras que las inversiones se han hecho en el ferial, nosotros hemos obtenido mejores resultados", dijo. En este sentido, a falta de las cifras oficiales, estimó que en los días fuertes (fin de semana y el 23) han pasado por el Casco Antiguo más de 25.000 personas.

El viernes por la noche se desarrolló sin incidentes destacables, según la policía local. Cruz Roja prestó 30 asistencias, nueve por intoxicaciones etílicas --con tres traslados al hospital-- y el resto por cortes, contusiones y picaduras.

Al cierre de esta edición, los pacenses estaban preparados para afrontar otra larga jornada de feria, esta vez la última, a la espera de tiempos mejores para el bolsillo.