TEtl año 541 d. C., se declaró en todo el Mediterráneo una terrible epidemia de peste. Apareció en Africa Oriental y afectó a gran parte del mundo antiguo más cercano. Pasó al imperio persa y a todo Oriente Medio. Donde produjo, que sepamos, más víctimas fue en Constantinopla, la capital de imperio romano de Oriente; se dijo que llegaron a fallecer 10.000 personas diarias en los momentos de máxima virulencia. Como el emperador reinante era Justiniano I --el constructor de Santa Sofía-- la pandemia fue conocida como Peste de Justiniano, lo que, dicho sea de paso, no es un timbre de gloria para el soberano, que no tenía culpa ninguna.

La epidemia duró hasta, aproximadamente, 750 y, aunque la mayor parte de los historiadores no han tenido en cuenta ese factor, cabe interrogarse sobre el modo en que influyó en la conquista árabe. Una respuesta positiva ayudaría, en parte, a explicar la rapidez de la expansión árabe-musulmana y el hundimiento espectacular, en apenas una batalla, del poderoso imperio persa.

El interés de estos problemas históricos está dando lugar a interesantísimos análisis de algunos especialistas -arqueólogos y médicos de diversas especialidades- de los restos humanos excavados y estudiados en ciertos yacimientos antiguos. Es evidente que, en general, no puede detectarse, por el simple estudio de un esqueleto, si el individuo falleció de peste. Esa enfermedad no dejó marcas en los huesos, pero el tratamiento que se le dio a los muertos en el momento de enterrarlos --tumbas colectivas, colocación ordenada o desordenada de los cadáveres-- aporta muchísima información histórica.

La propia noción de lo que es y supone el contagio hacía, a los enterradores, librarse, o no, de los difuntos con la mayor rapidez y contacto posible. Y ahora, con los análisis de ADN y con otros capaces de detectar la presencia de ciertas bacterias en el terreno que recubre los restos -como la Yersinia pestis, que provoca la peste- estamos dando pasos de gigante. Ya verán por qué me dedico a hablar de cosas tan macabras y qué relación tiene esto con Badajoz, que ni existía en la época de la pandemia, ni nada.