Ayer se vivió una tarde intensa en el coso de Pardaleras. Hubo varios toros que sacaron su buen fondo, y dos toreros que los aprovecharon, cada uno en su estilo pero ambos muy entregados. Sin embargo, para Ponce fue misión imposible, porque su lote no se lo permitió.

La corrida tuvo matices, lo que que invitaba a seguir la lidia con interés. Hubo un toro espléndido, el quinto, otro muy bueno, el segundo, un sexto más bastito pero que embistió también con buen son, otro reservón, el tercero, uno que sacó genio y no se desplazó, el cuarto, y un primero blando y soso. En consecuencia, el lote de Ferrera fue inmejorable, el de El Juli tuvo sus más y sus menos, y el de Ponce resultó malo sin más.

Antonio Ferrera ayer repitió triunfo. Cortó una oreja a su primero, que ya en el capote cantó su buena condición y al que toreó muy bien por verónicas y delantales. Soberbio llegó el toro al segundo tercio, con un tranco espléndido, y Ferrera lo cuajó con los palos. En la muleta el astado hacía el avión , porque las astas parecían planear.

La faena se basó en series en redondo por la derecha, cuando el torero llevaba al toro con limpieza para hacer al final un toreo cambiado con regusto.

El quinto fue aún mejor, y el tercio de banderillas de Ferrera, de cuatro pares, resultó memorable por cómo dio todas las ventajas al toro. En el último tercio, la clase del zalduendo era magnífica, porque tomaba el engaño por abajo y se rebosaba en él. Muy centrado con él el diestro, primero le dio sitio para llevarle en redondo, y después sacó circulares limpios que desataron la pasión.

Los dos toros de El Juli tuvieron suerte por caer en manos de este diestro. El segundo fue muy complicado porque embestía sin entrega y sólo la maestría técnica de este gran torero le invitó a embestir. Bien colocado, tiraba del burel y el temple obraba el milagro. Mató mal, cosa rara en este torero, y sólo pudo saludar.

Por el sexto nadie daba nada, pero Julián sí. La muleta planchada y adelantada en el primer cite, la firmeza pero sutileza en los toques, la suavidad al correr la mano, hizo al toro ir a más, para permitir al torero, mediante series en redondo por ambos pitones, cuajar una gran faena. Mató de una gran estocada y pudo salir a hombros con Ferrera.

El primero de Ponce tuvo sosería a raudales. Lo intentó pero no hubo emoción. Y el cuarto comenzó pronto a acostarse por el pitón derecho, y seguidamente a rebañar por los dos lados. Acortó distancias el torero de Chiva, que mostró su contrariedad.