Antes de Semana Santa apareció una noticia del Ayuntamiento de Cáceres referente a que el pleno había acordado no subvencionar las corridas de toros de esa ciudad. Los plenos de los ayuntamientos, como representantes de los ciudadanos, pueden acordar lo que quieran. ¿Qué hubiera sucedido si deciden retirar la subvención al festival del Womad? Los hubieran tachado de todo. Sin embargo, no ha surgido ningún clamor popular por el hecho de retirar la subvención a nuestra fiesta nacional.

Esta fiesta, que es una tradición legendaria, que es parte de nuestra cultura, le pese a quien le pese, que no hace daño a nadie, ya que los aficionados van a los toros de forma pacífica y que yo sepa no molestan a nadie. No como los aficionados al fútbol en donde los forofos se meten unos con otros, en algunos caso se pelean o insultan a los árbitros, molestan a los ciudadanos que no les gusta este deporte con alborotos hasta altas horas de la madrugada cuando ganan sus equipos, una liga o una copa.

Pero quizás lo más interesante de la fiesta de los toros, hoy en día, sean los beneficios económicos que deja en las ciudades en las que se celebran estas fiestas: consumiciones en restaurantes, alojamientos en hoteles, etc. Estoy segura que el coste para la ciudad (subvención) es muy pequeño en comparación con el beneficio que se podría obtener vía impuestos al estado y el incremento de negocio para las empresas, especialmente los bares y restaurantes.

Pero además, por otro lado, la fiesta nacional da trabajo a muchas personas desde que el, toro nace y se cría en el campo hasta su lidia en la plaza intervienen multitud de personas ( que cobran un salario) que viven de ello. No debemos dejarnos influenciar por esta corriente que promueven los denominados antisistema (solo para estas cosas, porque para otras no ejercen), y defender la fiesta de los toros algo tan nuestro que no debe desaparecer.