La Audiencia de Badajoz ha visto para sentencia el juicio por homicidio en grado de tentativa seguido contra S. R. S., para quien el fiscal solicitó 10 años de cárcel y el pago de 400.000 euros. La defensa, por su parte, pidió la libre absolución por considerar que no hay pruebas que demuestren que fue el acusado el autor de la agresión cometida la madrugada del 11 al 12 de enero del 2008 contra J. M. S., "aparte del testimonio de un testigo que se ha desdicho en la vista oral", según el letrado Fernando Fontán.

J. M. S., recibió una paliza a la altura del número 28 de la calle Sisones, en Cerro de Reyes, cuando salió a la calle ante los gritos del acusado, que llamaba a un amigo suyo, I. G. V. con quien pretendía resolver un asunto que en el juicio se desveló que estaba relacionado con drogas, y a quien su madre no permitió salir, echando a J. M. S.. Una vez que estuvo en la calle, el acusado y dos menores, según el relato de hechos del fiscal, la emprendieron a golpes con él y el adulto le propinó un golpe en la cabeza con un cenicero de mármol.

La víctima no pudo acudir al juicio ni declarar en todo el proceso pues ha quedado paralítico y no puede comunicarse. Sufrió un "traumatismo craneoencefálico severo con fractura del mazizo craneofacial y hemorragia intracraneal, con destrucción de centros vitales que le hubieran provocado la muerte de no haber recibido tratamiento quirúrgico", según confirmaron los forenses. Otras consecuencias de la paliza son que quedó "paralítico del lado izquierdo de todo el cuerpo, ptosis del párpado derecho, incontinencia de esfínteres y una traqueotomía" que le impide hablar.

El acusado sufre trastorno psicológico límite y dependencia de estupefacientes que no afectan a su responsabilidad penal.

TESTIGO SIN MEMORIA El primer testigo, I. G. V., dijo que no recordaba lo que había declarado ante la policía porque estaba sedado cuando lo hizo; tampoco sus declaraciones en el juzgado, ni que fuera el acusado el agresor. También dijo que no lo socorrió porque tenía miedo y porque creía que se había marchado cuando los agresores. No obstante, una amiga con la estuvo en Olivenza declaró que le contó la paliza que dieron a un amigo pero que iban a por él; que había sido "Sebas", el acusado, y que éste había golpeado al amigo con un cenicero en la cabeza.

La madre de I. G. V., afirmó que echó a su amigo a la calle porque era de madrugada y no escuchó nada más.

El defensor planteó, como alternativa en caso de que se acepte la calificación del fiscal, que se tenga en cuenta su trastorno y drogadicción de S. R. S. y rebaje la pena dos grados, con lo que podría quedar en 2,5 años.