Yo estaba encoñadísimo y si no hubiera sido por mis padres, seguiría mandando dinero", manifestó C. M. V., bilbaíno de 32 años, cuando declaró ayer ante el tribunal de la Audiencia de Badajoz, en el juicio seguido contra P. P. L., su exnovia, de 30 años, y la madre de ésta, P. L. P.. Ambas, acusadas de haberle estafado 65.000 euros que les mandó en varias transferencias para comprar una casa, "de la que nunca vi escrituras ni planos", según el demandante, y que las dos mujeres niegan que P. P. L. tuviera intención de comprar, "porque yo estaba parada y no tenía dinero", aseguró la exnovia.

El tribunal dejó visto para sentencia el juicio, después de que el ministerio fiscal redujera la petición de penas de 6 a 4 años de prisión para cada una de las acusadas, a las que consideró coautoras del supuesto delito, mientras la acusación particular pidió 8 años y las defensas, sus respectivas absoluciones. Estas entendían que no se probó delito alguno, ni la existencia de la vivienda, y que el dinero que mandó el denunciante fue para ayudar a la manutención de las mujeres.

La pareja inició una relación en marzo del 2007 a través de internet y solo se vieron físicamente cuatro o cinco veces. La joven negó que se presentara como sargento del ejército, aunque le mandó una foto vestida de militar y sí había sido soldado en la base de Bótoa en el 2001. Dijo que recibió dinero como ayuda y lo utilizaba para sufragar algunos gastos. Vivía en Villar del Rey con su madre. Y sí admitió que le mandaba cantidades, que ella devolvía en parte cuando se veían.

P. L. P. negó haber hablado con el novio de su hija y manigestó que desconocía que utilizaran su cuenta para haber las entregas, supuestamente para la compra de una casa, mientras que el hombre dijo con claridad que habló en tres ocasiones con ella, que hablaron de la compra de la casa y que solo dejó de enviar dinero cuando en una conversación por teléfono, P. P. L. le pidió más dinero y al decirle que no tenía, le respondió que pidiera un crédito.

La madre del denunciante declaró que había viajado a Villar del Rey con otro hijo suyo y comprobaron que no existía promoción de viviendas, y fue al Ayuntamiento de Badajoz a comprar si la chica estaba empadronada.

La pareja se había conocido a través de un chat por la red social messenger y solo se vieron físicamente cuatro o cinco veces. C. M. V. contó que la chica le había dicho que tenía que ir a Líbano de misión por cuatro meses, que se ampliaron a seis y que le pidió dinero para pagar una indemnización para que no la echaran del Ejército.