Las localidades portuguesas de Almeida, Elvas, Marvâo y Valença do Minho, limítrofes con España, aspiran a que sus fortalezas logren el sello de Patrimonio de la Humanidad, que quedará abierto a otras ciudades amuralladas de la frontera. Los alcaldes de las cuatro localidades se reunirán hoy en Coimbra para definir el expediente que presentarán y avanzar la candidatura.

"Antes de que finalice 2017 tendremos todo preparado para que el Gobierno de Portugal lo presente a la UNESCO", explicó el presidente de la Cámara de Almeida, Antonio Batista, impulsor de la iniciativa en la que trabaja hace 10 años. El proyecto ha pasado varios filtros y se encuentra en la lista indicativa seleccionada por el Gobierno de Portugal para presentar a la UNESCO.

La idea es que, una vez declaradas Patrimonio de la Humanidad, se puedan unir a Almeida (fronteriza con Castilla y León), Elvas (Extremadura), Marvâo (Extremadura) y Valença do Minho (Galicia) otras ciudades de la frontera con las mismas características.

"Cuando logremos este sello, se podrán unir otras como las murallas de Ciudad Rodrigo (Salamanca), el Real Fuerte de la Concepción de Aldea del Obispo (Salamanca) y otras localidades lusas como Chaves", explicó Batista. El expediente que están elaborando se apoya en el patrimonio artístico de la frontera hispanolusa, la más antigua de Europa, donde se conservan enclaves estratégicos que han sido testigo de numerosas contiendas bélicas.

Para Almeida, cuyo reclamo turístico es el de "Estrella del Interior", por la vista de pájaro que ofrece su recinto amurallado fechado en 1641, la obtención del Patrimonio de la Humanidad sería un gran impulso para los pueblos del distrito de Guarda situados en La Raya', como se conoce a la frontera hispanolusa.

La distinción -defendió- atraería a muchos turistas y supondría un impulso económico de primer nivel. En la actualidad, sólo hay un enclave transfronterizo en la península Ibérica que comparte la distinción de Patrimonio de la Humanidad, que son los grabados rupestres del río Côa (1998) y los de Siega Verde, en Salamanca (2010).