La imagen de la semana en Badajoz ha sido la de un trabajador con chaleco amarillo y casco subido a la techumbre de un edificio universitario. Era la prueba irrefutable del inicio de las obras de demolición del famoso y polémico Cubo de Biblioteconomía; y el fin de uno de los episodios más polémicos y vergonzantes de los últimos años en Badajoz.

De hecho, el Cubo es como un niño prematuro que ya nace con problemas que luego arrastra gran parte de su vida. Porque no debió ser fácil plantear a principios de los noventa, cuando muy poca gente se atrevía a subir al Casco Antiguo, trasladar allí a parte de los universitarios. Eran los inicios de la recuperación de la parte más antigua de la ciudad, abandonada a su suerte hasta ese momento. Pero la idea caló, consiguió poner de acuerdo a dos administraciones de distintos signos políticos y finalmente la propuesta de construir una facultad en el Casco Antiguo fue un éxito para conseguir la importante transformación de la zona que hoy conocemos.

Ahora toca devolver parte del edificio a su estado original, después de que una asociación conservacionista recurriera a la justicia. Su demolición supondrá un importante gasto para las arcas públicas y podría tener consecuencias para la continuidad de la recuperación de la zona. Es decir, un auténtico fracaso. ¿Culpa de quién? Probablemente de todos un poco. Y no quiero caer en la postura facilona de socializar las culpas.

Ha habido una obcecación casi obsesiva de Amigos de Badajoz por conseguir el derribo aun sabiendo las consecuencias. Su "guerra" pareció más un pulso al ayuntamiento que una defensa del patrimonio. Las administraciones no supieron evitar este fiasco. Probablemente porque nunca pensaron que iba a llegar. La justicia se ha mostrado demasiado rígida ante situaciones como ésta. Y la sociedad junto con los medios de comunicación hemos mantenido una posición un tanto cómoda.

Ahora es esa misma justicia la que debe decidir sobre un indulto para el Cubo presentado a última hora y mal por la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo. Ojalá este nuevo episodio no siga añadiendo vergüenzas y problemas. En septiembre los alumnos deberían retomar su clases con normalidad y esta historia estar olvidada.