La negativa expresada por el jefe superior de la Policía Nacional, Eusebio Escribano, a poner en marcha una comisaría en Los Colorines, ha sido criticada por quienes conocen cómo se vive en el barrio. Ricardo Cabezas, presidente de la Asociación de Vecinos del Gurugú, que ha propiciado una de las plataformas, se quejaba ayer de que si el problema para no poner una comisaría es de personal, la obligación del jefe superior es reclamar más agentes "y si no que dimita".

También lamentaba Cabezas que todavía no se haya hecho nada en el barrio a pesar de los compromisos de las administraciones adquiridos hace cuatro meses. Ni sube el autobús urbano, ni llega el repartidor de butano. La única medida ha sido el derribo del antiguo colegio El Progreso.

Antonio Chacón, de la otra plataforma de afectados, se quejó de que no es suficiente con que un coche policial pase de vez en cuando por la carretera, pues ni siquiera entra dentro del barrio. Al jefe de Policía le aconseja "que viva en Los Colorines" para que pueda comprobar si realmente haría falta una comisaría. Chacón puso el ejemplo del último tiroteo, tras el que ningún vecino quiere hablar, para demostrar el miedo con el que se vive.