El incendio que se declaró la madrugada de ayer en un piso del bloque número 3 de la calle Tomás Rabanal Brito, en Los Colorines, obligó a desalojar a unos 40 vecinos del edificio, que permanecieron más de una hora en la calle hasta que los bomberos sofocaron el fuego. Tres personas sufrieron intoxicación por humo --la dueña de la vivienda, su hijo y un vecino del segundo piso-- y un joven de 16 años se rompió el brazo al saltar desde la ventana del primer piso.

Las llamas se originaron alrededor de las tres de la madrugada en el Bajo B, habitado por tres personas, que pasaron la noche en casa de unos vecinos porque el estado en el que se encontraba su vivienda no aconsejaba que entrasen de nuevo.

Según las primeras investigaciones de los bomberos, el fuego se debió a un cortocircuito que se produjo en un enchufe del salón, que prendió la silla que estaba al lado y se propagó después por el sofá. El incendio calcinó el salón y también afectó a la cocina, anexa a esta estancia. El resto de la casa se llenó de humo, como el portal y las escaleras del bloque.

Según el testimonio de los vecinos, la propietaria de la casa incendiada se percató de las llamas por los ladridos de su perro. "Se ha levantado a ver qué pasaba porque ha escuchado ladrar a su perro y es cuando ha visto las llamas", contó ayer José Vargas, vecino del 2º A y una de las personas que tuvo que ser tratada por inhalación de humo.

POR LAS VENTANAS El resto de vecinos fue alertado por los gritos. Ante la gran cantidad de humo que se había concentrado en las zonas comunes del inmueble, algunos inquilinos tuvieron que salir por las ventanas. Es el caso de los hijos pequeños de José Vargas y también de Mari Carmen Cosme y su hijo de 16 años, que sufrió una fractura en el brazo al saltar desde la ventana del primer piso. "Yo me tiré y dos hombres me pudieron agarrar", relató ayer por la mañana.

Los vecinos de los pisos de la tercera planta no fueron evacuados, pues los bomberos consideraron que era más seguro que permanecieran en sus casas y pusiesen trapos mojados en la parte inferior de las puertas para evitar que entrase el humo.

ALARMA El incendio generó una gran alarma entre el vecindario, pues la mayoría se encontraban durmiendo cuando se originaron las llamas y tuvieron que salir corriendo y con lo puesto a la calle . "No se podía respirar y no se veía nada", recordó José Vargas con los ojos aún rojos por los efectos del humo. "Las hemos pasado canutas", confesó.

Ayer, mientras limpiaban las escaleras y el portal del bloque, los vecinos se sentían afortunados porque no había que lamentar daños personales y todo había quedado en "un buen susto". Al lugar del suceso, además de los bomberos, acudieron la policía local y los servicios sanitarios del 112.