Periodista

Las viviendas del antiguo Cebadero se denominan así porque, efectivamente, en estos terrenos había antes de la guerra un cebadero, y ocurrió como ahora ha pasado con el de la carretera de Valverde, que la ciudad creció por esta zona y los malos olores molestaban a la vecindad. Aquel cebadero estaba cerca de la estación del tren, hoy junto al parque de San Fernando, en la calle Valladolid.

Por suscripción popular se recaudó el dinero suficiente para comprar el lugar a su dueño y el gobernador civil mandó construir las llamadas Casas Baratas en 1936, destinadas a obreros. Se les entregaban en alquiler, por una renta muy baja (30 pesetas mensuales, ahora pagan algo más de 500, o sea, 3 euros) y el contrato recogía que los descendientes se podrían subrogar a él, con lo cual, las casas han estado ocupadas por las sucesivas generaciones y en algunas todavía perviven los primeros inquilinos.

Las casas no son de lujo. Apenas 70 metros cuadrados en una planta. Pero sus moradores las han ido adaptando, no sin esfuerzo, a sus necesidades. Han bajado los techos, han habilitado los cuartos de baño y han echado suelos. Las viviendas están distribuidas como patios de vecinos y tantos años de convivencia han permitido que las relaciones entre ellos sean muy estrechas, tanto que no quieren separarse.

Casi todos, excepto dos inquilinos, están jubilados y ya no tienen edad ni ganas, ni ahorros para trasladarse. Sólo quieren vivir tranquilos, como hasta ahora, salvo cuando a alguien del ayuntamiento se le ocurre decir que se tienen que marchar de allí, porque la propiedad es municipal. Faltan motivos.