El barrio de Suerte de Saavedra amaneció ayer, como cada domingo, con su fisonomía transformada por el mercadillo. Sus calles acogían numerosos puestos dispuestos a lo largo de toda la avenida, mostrando sus artículos al público. Las vacaciones estivales, el calor de julio y las rebajas en los comercios de la ciudad, restan ventas al mercadillo, según declararon algunos vendedores. Sin embargo, siempre hay gente, unos van a mirar y otros a comprar, pero todos esperan encontrar lo mismo: una ganga.

No sólo en las tiendas de la calle Menacho aparece el cartel de rebajas, en el mercadillo también bajan los precios, los vendedores cuelgan en sus puestos el letrero dispuestos a hacer un buen día de ventas.

Para los vendedores esta época del año, según se quejaban algunos, "es muy mala, las vacaciones, el calor, las piscinas, y la playa reducen el público". Antonio Saavedra, propietario de uno de los puestos, aseguró que a partir de la feria de San Juan se empieza a notar menos gente.

De puesto en puesto los precios varían, la misma prenda puede costar 15 euros en un puesto y más adelante, en otro, 12. "Hay mucha competencia entre nosotros", según señaló Manuela Giles mientras recogía su puesto de ropa.

Unos puestos más adelante, Josefina Santos comentaba que "en el mercadillo no se le da tanta importancia a las rebajas como en las tiendas, ya están los precios bajos, esto está casi siempre en rebajas", aseveró.

Los compradores, principalmente mujeres, eligieron las primeras horas del día, aprovechando el fresco de la mañana, y dieron vueltas por los pasillos, revolviendo entre los montones y buscando gangas. Mari Carmen Aranda, compradora habitual del mercadillo, compró varias faldas a las que días antes había echado el ojo y ayer se las encontró más baratas. Otra compradora, Piedad González, comentó que no suele ir al mercadillo, "por eso esto me parece una novedad, alucino con la diferencias de precios con respecto a las tiendas".