No podía creer el jueves lo que acababa de leer y escuchar en boca del presidente regional del PP y candidato a la Junta de Extremadura, Carlos Floriano, cuando reprochó a los familiares de los soldados que han sido enviados al conflicto iraquí, que estén "gimoteando todos los días por su vuelta". No sólo eso, sino que Floriano los acusaba de estar siendo utilizados por el Partido Socialista. Vamos, que venía a decir que los padres, madres, novias, maridos, hijos, mujeres y nietos de estos militares que han vivido tan de cerca la muerte están fingiendo y han sido comprados por el PSOE para representar un papel.

Las palabras de Floriano se desacreditan por sí solas, máxime cuando en estas mismas declaraciones, justo el día en el que el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, estaba en Badajoz para disolver la brigada que ha estado en Irak, el presidente popular reprochaba al socialista la "instrumentalización política" de la guerra, porque el día anterior algunos familiares ondearon banderas con las siglas del PSOE en la Base Aérea de Talavera. Estas banderas darán que hablar, pero la decisión de traer a los soldados de la guerra ha sido de los socialistas, como la idea de mandarlos a una misión cargada de riesgos fue de los populares. Las lágrimas de despedida son ahora lágrimas de alegría.