Messi y su padre han sido imputados por fraude fiscal en un plazo récord. Al mismo tiempo era desimputada la infanta Cristina y Blesa, uno de los máximos responsables de la estafa Bankia, era puesto en libertad con la ayuda inestimable del Fiscal, que depende del Gobierno. Igualmente la Fiscalía Anticorrupción, que también depende del Gobierno, se ha opuesto a que Aznar declare ni siquiera como testigo en el caso Bárcenas. Entretanto hemos sabido que la cúpula del PP, incluidos Rajoy, Aznar y compañeros martirizadores, cobró veintidos millones de euros en sobresueldos en los últimos años, asunto al que me referiré otro día porque el caso merece atención exclusiva. Y no han pasado ni veinticuatro horas de esta novedad cuando nos enteramos de que Correa pagó o dejó de cobrar facturas millonarias de presidencia del Gobierno y de Aznar cuando era presidente. Y, en esta superposición de noticias ejemplares, salta a las primeras páginas la noticia de que el ministro Wert quiere imputar de tontos y de desmerecedores de estudiar en la Universidad a todos los estudiantes que tengan una nota media inferior a 6,5, por debajo de la cual no tendrán derecho a beca, baremo que deja fuera de los estudios a superiores a posteriori a Aznar y a tantos dirigentes del PP que no alcanzaron -algunos, ni de lejos- esa nota.

Mientras el PP hace y deshace con su mayoría absoluta en el Congreso, en casi todas las comunidades autónomas, en los ayuntamientos y ahora también en órganos intocables que esta derecha acaba de poner asimismo a su servicio, como el Tribunal Constitucional o el Consejo General del Poder Judicial, nos lanzan el "globo Messi" de que el ejemplar futbolista culé -¡qué casualidad, no habrá otro del Madrid!- defrauda a Hacienda, para que nos distraigamos con su trampa futbolera y no prestemos atención a los verdaderos ladrones de este país. Yo no sé si Messi habrá defraudado o no, aunque tengo la intuición de que todo quedará en nada, al menos como han quedado en nada los trece inmuebles que no tenía ni vendió, sin saber cómo, la Infanta Cristina. Pero hay una cosa cierta: la prisa que se han dado en imputar al jugador y a su padre en un asunto que en todo caso atañe a su dinero, no se compadece con la no imputación de tantos próceres que han choriceado y choricean el nuestro. Y hay diferencia, oiga.