Las obras del Gran Casino de Extremadura, de la sociedad formada por los grupos Río, Orenes y Franco, están prácticamente terminadas. Unos 200 operarios y técnicos dan los últimos retoques --con toda la estructura y tabiquería concluidas-- y proceden al ajuste de instalaciones, panelados, revestimientos, cristalería y ornamentación. Todo con la vista puesta en que el proyecto esté a punto para su inauguración como complejo de ocio después en la primera semana de julio, con 350 trabajadores.

Con las fachadas frontal, en forma de proa de barco, y laterales completamente revestidas, los trabajos en el exterior se centran, sobre todo, en la parte de la puerta principal del hotel de cinco estrellas y el casino, en poner el pavimento y terminar la fuente sobre la que se levanta su emblemática quilla, además de ejecutar la nueva calle que corre paralela al edifico.

Los cambios surgidos durante las obras han hecho que el presupuesto inicial de 16,5 millones de euros se fuera a los 31 actuales, según el presidente de la sociedad, José Luis Iniesta.

Las estimaciones de negocio, explicó Iniesta, se mantienen en función de las cifras relativas a una previsión de 70.000 visitantes al año, de los que alrededor del 30% se considera que procederán del país vecino, Portugal, así como entre un 20% y un 25% de usuarios de la provincia y la región, y el resto, un 45%, del contexto general, jugadores y turismo de ocio.

OFERTA AMPLIA El proyecto Gran Casino de Extremadura está concebido como un centro de ocio con una amplia oferta para distintos tipos de clientes, que pueden acudir a jugar a una sala de bingo para 600 personas en la planta baja, a la zona de restauración, juegos de máquinas tragaperras repartidas en zonas acogedoras, y un hotel de cinco estrellas con sesenta habitaciones y todos los servicios propios que generan estos establecimientos.

El acceso al hotel se hará por un recibidor de 800 metros que desemboca en un espacio abierto de 18 metros de altura que tiene por techo el fondo de una piscina en la última planta. En la primera se encuentra la gran sala de juegos ovalada, semejante a la de un trasatlántico, de 700 metros cuadrados totalmente diáfanos, sin columnas; un centro de negocios en la segunda con cinco salones, un restaurante panorámico con vistas al Guadiana y dos plantas sótanos con 320 plazas de aparcamiento.

Iniesta señaló que la escuela de crupiers se trasladará al casino y funcionará permanentemente para formar a los profesionales del grupo. De hecho, ya ha formado a los del casino de Logroño.

En cuanto a la afluencia de público, explicó que "Badajoz dejará de ser una ciudad de paso para ser de estino, se podrá pasar unos días en ella, por tener actividades vinculadas a la noche", dijo Iniesta.

Por otro lado, quedan por resolver algunos problemas en el viario próximo, así como en el paisaje tanto urbano como en la zona del río, donde permanecen construcciones semiderruidas y tramos deteriorados del vial.