La canción que sirvió de señal en Portugal para el inicio del levantamiento militar pacífico que termino con la dictadura salazarista, se ha convertido en todo un símbolo de la democracia, las libertades o el respeto a los derechos fundamentales.

De hecho Grandola Vila Morena, ha sido entonada en los últimos meses por los portugueses que han participado en las multitudinarias manifestaciones convocadas en Portugal para protestar por la situación económica que vive el país y en contra de las políticas de austeridad marcadas por Europa.

Y tengo que reconocer que me maravilla esa forma pacífica y diría casi simpática que tienen nuestros vecinos los portugués de revelarse frente a todo lo que está pasando en su país, mientras que nosotros aquí distribuimos a todas las televisiones y portadas de periódicos internacionales incidentes lamentables entre manifestantes y fuerzas de orden público.

Ayer los portugueses volvieron a cantar la Gr ndola, como ellos llaman a su mítica canción. Y lo hicieron para conmemorar el 39 aniversario de la revolución de los claveles. Una celebración que coincidía con uno de los momentos más críticos de la situación económica y social de Portugal. Un país rescatado económica y políticamente, de ahí que una amplia parte de la población, así como de los partidos de izquierdas e, incluso, de los exmilitares que participaron en la asonada pacífica, aprovecharon la efeméride para protestar por los recortes que están reduciendo al país a la mínima expresión.

Aquí no tenemos canción que simbolice una revolución; pero ayer nos llegaron, si cabe, con mayor intensidad los ecos del gran Zeca Afonso. Y es que cada vez somos más los que miramos hacia Portugal conscientes de la repercusión que puede tener para nosotros todo lo que allí suceda. Una mirada que debe prevenirnos de lo que pueda estar por venir.

Quizás ayer 181.600 extremeños o 6,2 millones de españoles comenzaron a entonar el Grandola Vila Morena.