Todas las fuerzas de seguridad de la ciudad trabajan en la búsqueda de Mónica Salguero Torvisco, la joven de 29 años que padece esquizofrenia y que desapareció el domingo pasado, cuando salió a pasear con su perro. La policía local y Nacional, Protección Civil y Guardia Civil trabajan de forma coordinada para rastrear la ciudad y sus alrededores. Este último cuerpo organizó una batida con perros de su Unidad Canina de Rescate entre la Ronda Norte y el Guadiana, con incursiones hasta la zona de las Crispitas, y Talavera.

Varios familiares acompañaron al padre de la joven, Tulio Salguero, de 70 años, y colaboraron en la búsqueda con Juan Angel Brioa, portavoz de la familia, hasta las cinco de la madrugada de ayer, preguntando y mostrando fotos en gasolineras y bares, y continuaron ayer sin resultado, hasta el cierre de esta edición.

Tulio Salguero se mostraba ayer desesperanzado. Mientras iba con la Guardia Civil a las afueras de la Badajoz llamaba a gritos: "¡Mónica, Mónica!". Entre sus muchos temores, está el de las consecuencias de que su hija no tome las medicinas para la esquizofrenia y la depresión.

RASTREO Los perros de la Guardia Civil eran un sabueso blue hoom y un pastor belga melinois , que antes olfatearon ropa de la joven; había tres patrullas más en otras zonas. La elección de la ronda norte fue porque "paseaba por aquí", según Juan Brioa. Un hombre que miraba la operación de rastreo, Félix Nogales, contó a este diario que "la vi a las seis de la tarde con un perro". Al día siguiente, "vi su foto y dije a mi mujer que la había visto".

Por otro lado, el alcalde recibió ayer a Tulio Salguero, a quien prometió hacer todo lo que esté en su mano.

Fuentes del Cuerpo Nacional de Policía manifestaron que las brigadas Judicial y de Seguridad Ciudadana coordinan las vías de investigación abiertas.

Juan Angel Brioa expresó, por la mañana, la necesidad "de una batida; incluso en otros sitios ha intervenido el Ejército", dijo. A lo largo del día intentó confirmar los datos de quienes afirmaron haberla visto la mañana del lunes en una churrería, sin lograrlo, y registró una casa abandonada cerca de Pealsa, por donde la vieron unos familiares a las dos de la tarde del domingo.

Distintas fuentes afirmaron no hay un patrón en la resolución de este tipo de sucesos y pueden tener muy distintos desenlaces. La joven puede haberse quedado en un sitio, seguir caminando, o irse con alguien. Cualquiera de las hipótesis provoca temor en el padre: "Cuanto más tiempo pasa, aumenta el temor", incluso de que esté lejos si se la han llevado en un coche.