Mañana es Acción de Gracias. Las autopistas y los aeropuertos de Estados Unidos se colapsan, las tempestades que este año se pronostican para todo el país abren los noticiarios. Humea el café. Lo toma apresurado.Guarda el pijama en la maleta.Sube la cremallera de su abrigo. Ajusta la bufanda, cierra la puerta. Una hoja cae. Crujen en el suelo al salir. Vuelve. A su gente. Los paisajes conocidos avanzan por las ventanillas de los coches, de los trenes. Cadenciosos. Los árboles crecen, las abuelas menguan y las madres envejecen, los hijos vuelan, los nietos llegan. Los bares de siempre. Pasa, a lo lejos, un amigo del colegio. La librería del centro, bonita como un poema, luce prometiendo historias donde refugiar el alma. Llegar. Entrar. Abrazar. Ser. Reconocer el olor de una piel. Cerrar los ojos, dentro del hueco de su cuello. Mamá. Las muescas de las puertas y de lo que fuimos, borradas casi por otras nuevas, de las que también formamos parte. El tacto de una voz, descorriendo la memoria. Ese revoltillo que nos coge cada año por sorpresa, en Navidad, se adelanta allí; y lo hace ligero de adorno, y regalo. Se demora en las cocinas, trastea entre la harina para la masa del pastel, salpicando el delantal, las caras. Un beso, sin posibilidad de esconderse, blanco. El jengibre perfuma la mañana, y los arándanos tiñen de un azul robado los dedos pequeños de los niños. Riñas en broma, confidencias de hermanos, y el vaho en las ventanas. El mantel se extiende, y las sonrisas, y los brazos, a quienes van llegando. Inmaculado, casi azul, el frío se queda fuera de las casas. La vajilla desciende de los aparadores. El vino escapa, respira en el cristal que chispea, anticipando la alegría. El horno se abre. Suspira. Todos sentados en esas mesas que unas veces se acortan, llenas de ausencia y otras se abren, desplegando bienvenidas. Toman las manos de el de al lado. Agachan las frentes recordándose y lo que pudo pasar, y lo que fue, la fiebre superada, el dolor pasado, el olvido, la pérdida seguida de reencuentro, y el perdón, el dormir a su lado, y el dormir, los tuyos a salvo, danos hoy el pan y la paz de cada día. El amor. Todo se vuelca, todo rebosa en un instante. Juntos, dan las gracias.