Sobre las diez y cuarto de la mañana de ayer, con un sol amable y el aire fresco, salió desde Puerta Palmas un grupo de unos 80 romeros convocados por la Asociación de Amigos de Badajoz para recorrer andando 17 kilómetros hasta la ermita de la Virgen de Bótoa, un camino que vienen haciendo desde hace ya 13 años (empezaron en 1995). Quedaron a las diez en punto, ataviados con sus pañuelos con el anagrama de la asociación al cuello, los sombreros de romero y las varas de caminante donde van atadas las cintas de la Virgen. Para coger fuerzas, tenían anís, pestiños y rosquillas, que días antes prepararon Marina, Pepi, Juan Manuel y Sole.

Se congregaron romeros de todas las edades, hasta una niña de 3 años, hija del presidente de la asociación, Antonio Manzano, que caminaba con su perra Lupita, que hacía el camino por primera vez. "Lo bonito es que la mayoría somos amigos y conocidos, y también hay gente que se nos une", comentaba Manzano. La organizadora, Soledad Martínez, señaló que este año esperaban menos gente, por la coincidencia del puente festivo, pero finalmente se juntó un grupo numeroso que aprovechó las buenas temperaturas para salir a andar. Tenían previsto llegar sobre las 16.30 horas pues a las cinco abren la puerta de la ermita para la ofrenda floral.

Con espárragos

Los dos primeros años llevaban carreta, pero cada vez era más difícil encontrar carro y además el tractor entorpecía mucho el tráfico. Lo que sí hacen cada año es presentarse al concurso de platos típicos que se celebra el domingo de romería y siempre ganan premios. En esta ocasión también lo harán porque tienen por costumbre recoger los espárragos trigueros que van encontrando por el camino y por la mañana, Soledad se levanta temprano, hace la tortilla y la presentan al concurso.

Ellos no son senderistas, son romeros y hacen el camino a su ritmo, paseando. "Nosotros lo que hacemos es una jornada de convivencia, venimos a disfrutar de un día de romería", afirmaba Soledad. La ruta que siguen es la carretera de Cáceres hasta el Semillero de Empresas, donde se desvían hacia el cauce del río Gévora. Su primera parada es en la Venta de Gévora para tomar el aperitivo, desde ahí se incorporan a la carretera y en el cruce se meten por el camino del Cordel hasta Valdebótoa, donde comen, siempre productos típicos: tortilla de patatas, chuletitas de cordero y gazpacho extremeño. Llevan un coche de apoyo para el camino y otro se va a las ocho de la mañana con la comida y las mesas. Después de comer toman un café y se dirigen a la ermita donde les espera el Hermano Mayor, para cantarle a la copatrona el Fandango Extremeño y la Salve con letras propias: "Estamos aquí de nuevo, Amigos de Badajoz, venimos todos contentos a cantarte una canción. Abre la puerta pronto Hermano Mayor, que venimos andando desde Badajoz, desde Badajoz niño, déjanos entrar, ábrenos ya la puerta, que esperándote están".