Vinieron a Badajoz desde Madrid para que les cortasen las orejas a uno de sus perros, ya que en la comunidad autónoma de la que proceden no está autorizada esta práctica, pero sí en Extremadura. En lugar de volver por donde habían venido, decidieron salir de fiesta y hacerlo sin los tres animales que los habían acompañado en el viaje, que dejaron abandonados a su suerte en el vehículo, estacionado en el aparcamiento de San Atón, en pleno centro de la ciudad. Uno de los perros no sobrevivió, murió asfixiado, y los otros tal vez hubiesen corrido la misma suerte. Pero alguien que vio la situación en la que estaban dio el aviso y la Policía Local de Badajoz los rescató.

La policía local informó ayer de lo ocurrido a través de las redes sociales. Los agentes explicaron que gracias a la colaboración ciudadana, la noche antes habían rescatado de un vehículo estacionado en el citado aparcamiento a dos perros de raza dóberman, en avanzado estado de deshidratación. También había un tercero, un pastor alemán, ya muerto. Según Carlos Rosa, responsable de Clinivex, la clínica veterinaria donde fueron trasladados los animales, ocurrió hacia las 3 de la mañana. A la clínica llegaron los dos dóberman, uno de ellos un cachorro, que era el animal que habían traído a Badajoz para recortarle las orejas (no en Clinivex). El otro dóberman es adulto, tendrá unos 7 años, así como el pastor alemán fallecido. Los dos supervivientes presentaban síntomas de un golpe de calor.

Aunque la temperatura en el párking no fuese muy elevada por la noche, dos perros de gran tamaño y otro más pequeño metidos en un cubículo como es un coche, con las ventanas cerradas, sin corriente de aire, consumen todo el oxígeno, aumenta la respiración y el jadeo y provocan que suba la temperatura. Según el veterinario, pudieron estar allí metidos entre tres y cuatro horas. Uno de ellos murió asfixiado pero los otros dos no llegaron a perder la consciencia y se recuperaron a lo largo de la noche. Carlos Rosa comentó que los animales parecían estar bien tratados, aparentemente, y fueron devueltos a sus propietarios.

Pero no fue el único caso ocurrido el sábado. La policía local también rescató a otro perro de grandes dimensiones que había sido abandonado en el maletero de un vehículo en la avenida Santa Marina. Este animal no requirió atención veterinaria. Su dueño fue localizado y se hizo cargo de él.

Los agentes municipales han puesto estos casos en conocimiento de la autoridad judicial.

Estos hechos recuerdan lo ocurrido a finales de agosto con un dálmata que también sufrió un golpe de calor porque su dueña lo dejó en el aparcamiento del centro comercial El Faro para realizar unas compras. Esta mujer se enfrentaba a un presunto delito leve de maltrato animal, tipificado en el artículo 337 del Código Penal, castigado con una pena de multa de 1 a 6 meses. La policía local también la denunció por la Ley de Protección de Animales de Extremadura, para que si no prosperaba la vía judicial, fuese por la administrativa al ser una infracción muy grave, que conlleva una sanción entre 1.501 y 15.025 euros.