Felisa Pertegal ha sido una de las perjudicadas por la obra de la carretera de Cáceres y ahora una de las beneficiarias de la apertura de dos de los carriles. Trabaja en la gasolinera de Repsol que está a la entrada de la ciudad en el margen derecho, en un tramo del que fue desviado el tráfico. Felisa llevaba dos meses trabajando y cuando comenzaron las obras la despidieron porque hubo recorte de plantilla ante la previsible bajada de negocio. Como han vuelto a abrir la carretera, ha regresado a su empleo. "Ya volvemos a la normalidad, porque aquí no venía nadie a repostar, nadie, nadie", contaba ayer y apuntaba que había días en los que en la caja solo entraban 20 euros "porque a la gente no le gustan los laberintos". Antes, normalmente, ingresaban de 2.000 a 3.000 euros por turno.