Apenas cuatro meses. Tan solo 120 días. Fue el tiempo que Rafael Menacho y Tutlló estuvo en Badajoz como militar y responsable público, pues ejerció de general, de gobernador y de alcalde, demostrando "su capacidad de liderazgo" y un compromiso con la ciudad "que selló con su propia sangre". Así lo recordaba ayer el alcalde pacense, Francisco Javier Fragoso, en el acto de homenaje con motivo del 205 aniversario de su muerte, ocurrida la tarde del 4 de marzo de 1811, cuando recibió un cañonazo en el Baluarte de Santiago.

Desde que el año pasado el general jefe de la Brigada Extremadura XI, Francisco José Dacoba, se empeñase en organizar un reconocimiento coincidiendo con tan señalada fecha dentro de los actos del 50 aniversario de la brigada, Dacoba anunció que esta efeméride se institucionaría y ayer se materializó con un desfile militar desde la antigua Capitanía hasta la plaza de España y el interior de la catedral, en cuyo claustro se levanta el monumento que cobija la tumba del general.

Inicialmente, su cuerpo fue depositado en la cripta de canónigos, en el subsuelo del templo catedralicio, sin identificar, para evitar que fuese profanado. Hasta que en 1880 el catedrático Joaquín Romero lo rescató del anonimato y los restos se trasladaron a la pared del claustro con una placa. Fue en el primer aniversario de su muerte cuando se adosó el monumento delante de la tumba donde se le recuerda como "gobernador militar de esta plaza que murió gloriosamente defendiéndola contra los ejércitos franceses".

En el acto militar intervinieron la unidad de honores del Regimiento Saboya, vestidos con uniformes de la época de la Guerra de la Independencia, la banda de guerra de la brigada y los guiones de todas sus unidades. En total, 73 efectivos, con el general jefe de la brigada, Francisco José Dacoba, además del alcalde, la delegada del Gobierno, Cristina Herrera, otras autoridades civiles y militares y el vicario de la diócesis.

El cronista oficial Alberto González evocó la grandeza de Menacho, que vinculó al espíritu genuino del soldado español. También Dacoba tuvo palabras de reconocimiento hacia los "héroes anónimos" que han tejido la historia de esta nación, representados en nombres que sí quedaron para siempre engrandecidos en los archivos y que representan a "los desconocidos", porque "todos hicieron patria".

Como la hicieron los soldados Abel García Zambrano y Carlos Martínez Gutiérrez, dos soldados extremeños que perdieron la vida en el Líbano en el 2014, a quienes el general recordó, al tiempo que recalcó que los militares mantendrán su compromiso de servicio a los ciudadanos.