TSter hijo es un privilegio. Y conste que no me refiero únicamente a los de Jackson , quienes, al parecer, son unos niñitos blancos de nombres repetidos y pasta gansa. No. Hablo de todos los hijos de este primer mundo. Esos que antes venían con un pan bajo el brazo para alegría de sus progenitores y hoy llegan al mundo sujetando con fuerza el código civil y la certeza de ser divinos.

Dioses mimados y antipáticos con patente de corso para exigir, obligar y denunciar. Tiranos protegidos por todos los poderes públicos y privados como especie en vías de extinción. Si no tienes en casa uno de estos especímenes, y te apetece conocerlos de cerca, los puedes encontrar en cualquier sitio.

El otro día, sin ir más lejos, había un hermoso ejemplar en el aparcamiento del Carrefour: mediría entre metro y metro diez, rubio. Chillaba y pataleaba con verdadera furia, lo cual ya le calificaba como buen ejemplar de raza.

Mejoraba la puntuación en cuanto te acercabas, escuchabas los improperios y observabas las patadas que iba propinando a su señora madre. Una abnegada y joven madre, por cierto, bastante más grande que él, totalmente entregada al papel de víctima. Si el hijo decía vieja, suéltame, que te voy a denunciar, mientras propinaba golpe tras golpe a la mujer, ella, al contrario, intentaba tirar del chico sin decir ni una palabra, mucho menos estamparle un sonoro cachetazo. Es que te la juegas. Te ve alguien arrearle un tortazo al mocoso y te la lía.

Por una torta te pueden caer seis meses de cárcel. No te digo nada si se te va la mano o se te ocurre tirar de cinturón, como se hacía antaño. Así las cosas, no es raro que el personal en edad de procrear lo vaya dejando para más tarde o, si se me apura, para nunca. A ver quién tiene huevos. Y a ver quién es el guapo que se atreve con el segundo. Porque ser madre o padre ha pasado de ser una ocupación feliz en la vida de cualquiera a profesión de alto riesgo. Como torero o piloto suicida. Luego crecen, pero no mejoran. (Excepto los míos que son encantadores, no vaya a ser que me lean).