La gente de la cultura está ausente", manifiesta José Luis Hinchado, escultor pacense (1965), formado en Bellas Artes en Sevilla y con obra en numerosas colecciones privadas de diversas partes del mundo, y espacios públicos de la región; no así de su ciudad, donde trabaja en solitario en una obra que se puede ver y tocar en la retrospectiva abierta en el edificio Siglo XXI, hasta el 31 de agosto. En su opinión, "el apoyo a la cultura es inexistente, no saben gestionar lo importante: la educación y la cultura, la base de todo".

'El escultor José Luis Hinchado' es el título de la muestra y de un libro de Moisés Bazán de Huerta y de Enrique Meléndez Galán, especialistas en arte contemporáneo. En ella muestra 45 obras de diferentes periodos de creación y se queda a la puertas de una otra etap, en la que busca nuevas vías de expresión a través de distintos tratamientos del metal, la piedra y otros materiales.

Repasa la labor realizada entre 1988 y 2016, que analizan los autores del libro, editado por la Fundación Caja Badajoz y germen de la exposición, coincidiendo presentación e inauguración. Precisamente, con esa ausencia del mundo cultural en un acto en el que el público puede hacer un recorrido "vital a través de su obra, su experiencia, amantes, todo está reflejado en mis esculturas. Mi biografía es mi obra. Está todo en ella".

La muestra abarca su época 'Figurativa', sobre sus inicios. Le sigue 'Opus', "periodo de estilización de la figura, sobre el sonido y cómo obtener nuevos recursos de la piedra, relegada al arte lapidario". También 'Agua en la piedra', en la que pone en relación ambos elementos. Otra es 'Hierro en la piedra', en la que utiliza el metal "como un medio expresivo más dentro de la piedra, hasta que ésta llega a desaparecer y se que queda solo el hierro". Y 'La luz en la piedra', la última por el momento, en la que busca "el recurso de la luz, no solo como iluminación, sino con parte constructiva de la obra".

Piedra, poesía y música

Así se pueden ver y tocar las 45 obras que se presentan en la Torre, no con el detalle y los matices con que ideó la muestra, por limitaciones de la sala, pero se pueden disfrutar las propuestas del autor, de sus conceptos, de los materiales que emplea, de su textura, color, tratamiento y conjunción con otros elementos y otras materias, hasta percibirlas como se puede percibir la poesía y la música, trascendiendo lo material para llegar hasta donde la inspiración lleve, la del autor y del receptor.

Hinchado tiene, en efecto, obra en espacios públicos de varias ciudades, pero no de la suya, Badajoz. Están en Olivenza, Mérida, Los Santos de Maimona, Alcazaba, Ciudad Real, en colecciones privadas de toda España, en Moscú, Holanda, Luxemburgo, Alemania, Francia, Portugal, Austria o Estados Unidos, entre otros países, "que es lo que mantiene al artista".

El libro de Bazán y Meléndez es el primero sobre su trabajo, tras un seguimiento exahustivo de su trayectoria, organización de sus materiales y estudio de su obra en su taller, en el campo, donde trabaja. Antes montó dos talleres en Tarifa, donde trabajó siete años. Hinchado afirma que "lo que más me gusta es el arte para el pueblo, que esté en la calle y en los parques, donde los padres puedan llevar a sus hijos a verlo, y de ese modo crecerán mejor".

Vela y grosor de la piedra

En la exposición, ha detectado que "a la gente que viene, le gusta, por el recorrido, porque pueden ver la evolución y valoran mejor lo que ven". Y sobre el futuro, afirma que "tengo nuevas ideas, trabajo en nuevas series que no están en esta exposición, ni en el libro, como 'Velas', referida a la idea de navegación, "por el grosor de la piedra y su tratamiento de forma que parezca una vela de un barco", contraponiendo la densidad y el peso de la piedra a la levedad de una tela al viento.

Para llegar a este punto, ha necesitado un ardua labor de "investigación y hallazgos que me llevan a 'Velas', cuyo problema formal es que las láminas son muy finas y la piedra muy frágil; es un símbolo de la libertad".