Debo concluir lo que parece un folletín. No pienso que la primera familia política de don Leopoldo Torres Balbás estuviera muy de acuerdo con sus posiciones ideológicas pero mantuvo, creo, una civilizada actitud hacia él. Tampoco dudo, que, pasado su divorcio y producido el alzamiento militar con las consecuencias por todos conocidas, su antiguo círculo familiar lo hiciera objeto de su inquina. Sabemos por una carta de 1938 que ya antes estaba dispuesto a abandonar Granada. De hecho, con la excusa de ser catedrático en la Facultad de Arquitectura de Madrid, residía allí, y se desplazaba a veces a la capital del Darro. Por eso la Guerra lo colocó en la complicada situación familiar que conocemos. Y, por eso, estando en zona rebelde las autoridades de Badajoz contactaron con él y hubo de venir haciendo el extravagante periplo descrito.

Acabó la contienda y se dedicó a sus clases y a la investigación. Publicó, con un esfuerzo casi obsesivo, numerosísimos trabajos sobre arquitectura española y andalusí. Un auténtico cuerpo doctrinal, aunque no todo tuviera el mismo nivel. Uno de esos escritos, repetido con alguna modificación, fue el segundo dedicado a nuestra alcazaba. Ahí acabó su contacto con Badajoz ciudad y con sus monumentos. Algo después apareció el famoso artículo sobre la mezquita de la Alcazaba, pero lo escribió en dique seco y con materiales sobrevenidos. En 1951 fue nombrado director del Museo de la Fundación de Valencia de Don Juan, de Madrid, y el 10 de enero de 1954, tomó posesión de un sillón en la Real Academia de la Historia. Falleció el 21 de noviembre de 1960, atropellado por una moto con “sidecar”. No ocurrió de inmediato. Él volvió a su trabajo y no le dio importancia. Moría uno o dos días después. En sus biografías siempre se dice que todo fue casual, que no le detectaron una hemorragia interna producto del accidente. Su discípulo y amigo, don Manuel Ocaña, el mejor epigrafista árabe que hemos tenido, aseguraba, hay varios testigos de ello, que el incidente fue provocado. Que su muerte fue un asesinato. Y dejó, para quien quiera comprobarlo, testimonio de esa opinión. Alguna vez habrá que sacarlo a la luz e investigarlo a fondo.