Periodista

Termina una semana cargada de contenidos y de noticias de interés para los vecinos de esta leal y noble villa que se prepara para conmemorar su origen árabe, desde el acuerdo luso-español para que el AVE pare en Badajoz a la oferta del alcalde al presidente de la Junta de compartir la gestión del palacio de congresos y el nuevo Ifeba, pasando por la posibilidad de que la Agrupación Extremadura vaya a Irak, la construcción de cuatro nuevos centros sociales para discapacitados en terrenos de la diputación, el inicio del debate de los presupuestos municipales, pero los del 2003, no los del 2004 como correspondería. Y está también el anuncio del desdoblamiento de un tramo de la carretera de Cáceres mientras el de la avenida de Elvas sufre un nuevo --enésimo-- retraso; la reducción de la delincuencia y aumento de los malos tratos según la policía, aunque las asociaciones de vecinos reclaman su Policía de Barrio; sin olvidar que la Cruz Roja se desprende de la cuarta parte de su plantilla.

Pero en medio de tanto acontecimiento, que está bien, hay historias como la de la joven de Talavera que perdió la vida en un accidente y su familia que tuvo que venir a reconocerla porque su cuerpo quedó destrozado; la de una niña de cinco años que tuvo que ser protegida por varios vecinos de la paliza que le propinaba su propia madre; la del hombre que se operó de la boca y su vida se volvió un infierno, o el cierre del único centro que tiene la ciudad para atender a transeúntes e indigentes. Son historias personales que trascienden lo privado y dan una dimensión a la actualidad de proporciones más humana.