Jaime López de Ceballos Peña se encontraba solo en su piso, el primero A del edificio Magallanes, número 18 de la céntrica avenida de Colón, en Badajoz, cuando se vio sorprendido por un hombre y una mujer que intentaron robarle y que al no conseguirlo, según los datos disponibles al cierre de esta edición, le asestaron cinco o seis puñaladas en el cuerpo, una de ellas en el cuello, por lo que cayó degollado al suelo, donde murió poco después.

La víctima, de 78 años, fue hallada en el rellano de su vivienda tendida en el suelo y sangrando por los vecinos del edificio que acudieron en su ayuda tras escucharle pedir socorro. Según testimonios recogidos entre personas que viven o trabajan en negocios situados en el propio inmueble y en las inmediaciones, al hombre le dio tiempo de decir que los agresores habían sido un hombre y una mujer.

Fue una persona de la vecindad quien avisó --a las 14.50 horas-- a la policía, que se personó en el lugar del suceso; después llegaron el forense y la jueza de guardia, que tras analizar los indicios existentes ordenaron el levantamiento del cadáver y su traslado, a las 17.22 horas, al departamento de necropsias del Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia y determinar la causa del fallecimiento.

BUSQUEDA DEL ARMA Poco antes, un camión cargó uno de los contenedores de residuos que había cerca del edificio, y media hora después otro, para trasladarlo a dependencias donde la policía pudiera buscar algún tipo de pruebas, e incluso comprobar si los autores del crimen arrojaron a uno de ellos el arma homicida.

El hombre, según una vecina farmacéutica, padecía del corazón y tomaba Sintrom --un anticoagulante--, que compraba en una farmacia del edificio de al lado, "lo que favoreció la hemorragia, aunque pudo fallecer también por un paro cardiaco, por las heridas o porque se golpeara en la cabeza al caer y se desangrara", manifestó ésta.

Además, añadió que su padre subió con él en el ascensor a las doce de la mañana, "seguramente haya sido la última persona que lo haya visto con vida". Ella se enteró de lo ocurrido porque escuchó las sirenas "a las tres menos diez y vino un vecino, médico, a preguntarnos si don Jamie tomaba algún medicamento y se lo dijimos".

COBRO DINERO POR LA MAÑANA Empleados de un establecimiento financiero próximo afirmaron que "lo que nos han dicho es que había cobrado esa mañana dinero del alquiler de unas tierras y que los ladrones habían entrado en la vivienda y abierto una caja fuerte", pero esos comentarios no han podido ser confirmados ni desmentidos por fuentes oficiales. E incluso hay otros contradictorios sobre si la puerta del piso se hallaba cerrada o abierta.

Los agentes de la policía comenzaron a buscar por la zona y a preguntar al vecindario si en algún momento vieron a un hombre y a una mujer correr o en actitudes sospechosas, pero ninguno de los vecinos contactados por este diario vio a nadie. "Yo me fui a las dos y no vi nada raro, pero cuando volví a las cuatro me encontré con la policía y todo esto acordonado, es lo que dije a la policía judicial cuando me preguntó", explicó María García, de la agencia de viajes Triana, en los bajos del edificio.

El portero del inmueble explicó que "me marché a la una menos diez, no vi nada raro y dejé la puerta cerrada; además les tengo dicho a los vecinos que no abran a nadie si no es una persona conocida, y cuando he llegado a las cuatro o así, ya estaba la policía aquí, así es que no sé nada más". Sí confirmó que iba a limpiar la casa una mujer dos veces por semana y que, como indicó un amigo del fallecido que se acercó al lugar del suceso, la víctima "se dedicaba a sus tierras" y que pasaba algunas temporadas en Madrid.

QUIMICO SIN EJERCER Este amigo de López de Ceballos, y otras personas cercanas, que pidieron no ser identificados, contaron que el hombre no tenían hijos y que era químico de profesión, aunque nunca ejerció; "no trabajaba, vivía de sus fincas". También acudieron algunos familiares, como un cuñado y un sobrino, que se entrevistaron con la policía y la jueza.

La Delegación del Gobierno confirmó la existencia del crimen y su causa violenta, pero se abstuvo, como la policía, de facilitar más datos porque el juzgado de guardia, el de Instrucción número 4, decretó el secreto sumarial.