Aprovechando, como todo el mundo aprovecha, la celebración del Día del Libro, quiero dedicar este espacio a esos otros ´quijotes´ y ´sanchos´ anónimos, aventureros incansables y locos, que dedican su tiempo y, a veces también, su dinero a escribir bellas obras, joyas literarias que pese a tener gran valor nunca llegarán a ser universales como la célebre novela de Cervantes ni tampoco ocuparán tanto espacio en los medios de comunicación ni en los teatros ni en los centros de enseñanza.

Esos otros, tendrán que superar innumerables trabas hasta conseguir alcanzar el estante de una biblioteca o librería, o esperar la suerte de encontrar alguna mano amiga que le dé el empujón que merece su obra, porque en el mundo de la literatura y el arte también se necesitan ´enchufes´, aunque lo peor es cuando el ´enchufado´ no sabe escribir ni es un artista.

Ante el despliegue mediático que ha motivado la celebración del IV centenario de la primera edición del ingenioso hidalgo, cuyas andanzas aparecen todos los días por televisión, no debemos olvidarnos de esos otros escritores y sus obras, relegados este año por el IV centenario, porque el Día del Libro también es su día.