«Huimos de la violencia de las maras, no queríamos que se repitiera nuestra historia con los hijos, pues asesinaron a nuestros padres. A nuestro padre lo mató un vecino en 1984 y a nuestra madre, que tenía problemas de alcoholismo, la desapareció su pareja en 2012; no sabemos donde está, no la enterramos», cuentan las hermanas Reina de la Paz y Milagros Benítez, que llegaron a Badajoz procedente de El Salvador hace dos años; son solicitantes de asilo.

Milagros tiene un hijo «que llegó a Estados Unidos por tierra» y una nieta en su país, que quiere traer a España en cuanto sea posible. Cuentan que huyeron malvendiendo una parcela y dejando la casa que construyeron, «pero las cosas se pueden reponer; la vida no», afirman.

Las dos tomaron contacto con la Asociación Todos iguales, Todos legales y Milagros trabajó «seis meses con la bolsa del ayuntamiento, por lo que estoy muy agradecida»; ahora cobra un subsidio. Pero Reina de la Paz no lee, por lo que tiene más complicado encontrar empleo y recibe clases en la asociación.

Recuerdan que salieron de su país «porque la violencia de las maras es muy dura»; que «hicimos lo que pudimos para sacar mi hijo de allí y queremos que salga mi nieta; queremos que vengan con nosotras, pero legalmente», explica Milagros.

Las dos saben lo que es recibir trato y gestos racistas, «en el trabajo, un hombre me agredió», dice Milagros, pero también valoran «a las personas buenas, personas que te dan ropa, zapatos, una cama para dormir». Las dos son solicitantes de asilo, de vivienda y buscan trabajo, para mantenerse y traer a su familia cuanto antes. F. LEÓN