Los trillizos Alejandro, Víctor y David, acompañados por su padre, esperaban en la larga cola para llegar a la carpa real instalada en la plaza de San Atón y entregar sus cartas a los Reyes Magos. Tienen ocho años y muy claro lo que quieren encontrarse cuando se levanten la mañana del día 6. "Yo le he pedido un avión radiocontrol y que haga la letra bonita", contó Víctor preocupado por su caligrafía.

Sus hermanos prefieren "helicópteros teledirigidos y una consola". Aunque confiaban en que Melchor, Gaspar y Baltasar atendiesen sus peticiones, al preguntarles si se habían portado bien Víctor era sincero: "No mucho", respondió.

A pesar de la lluvia y el frío, 1.500 niños acudieron ayer a la fiesta infantil organizada por la Caja de Extremadura para cerciorarse de que sus cartas llegaban a los Reyes. La cita era a las cuatro y media de la tarde, pero media hora antes ya había personas haciendo cola. "La respuesta ha sido buenísima a pesar del día tan desafortunado", destacó Manoli Ambrona, delegada de la Obra Social de la entidad.

Alejandro, de 4 años, fue uno de los niños que hizo cola pacientemente con su madre para pedir su regalo: "una batería". Cuando llegó su turno, los Reyes le regalaron, como a todos los niños, un chubasquero --muy apropiado para cubrirse de la lluvia-- y un portacedés de Disney.

A San Atón, además de Melchor, Gaspar y Baltasar, llegaron magos, mimos, bailarines, músicos y payasos reunidos por la Asociación Cultural Teatro Estable, que entretuvieron a los niños, a pesar de que parte del espectáculo tuvo que suspenderse a causa del agua. Mientras Fredy hacía todo tipo de figuras con los globos, un payaso divertía a los pequeños con sus bromas, un grupo de percusionistas los ponían a bailar en la calle ...y ninguno de los niños tenía tiempo para fijarse en si llovía o no.

Manoli Ambrona reconoció que se plantearon suspender la fiesta, que se celebra por primera vez, pero que volverá la próxima Navidad, aunque finalmente decidieron no decepcionar a los niños. A las siete y media de la tarde concluyó la visita real. El agua ya no daba tregua.