TSti alguien es capaz de confesar públicamente que su fin es ganar dinero, pero todo el dinero posible, no podemos esperar de él pudor. Pues precisamente eso es lo que hace el liberalismo económico, es decir, la derecha conservadora. Y si en algo tan esencial para el sentido de la vida, que se dilucida en la encrucijada entre los intereses y los principios, entre la pasta y los valores, la derecha no siente ningún pudor cuando se enriquece y cuando hace ostentación de ello, liberada queda para siempre de sentir pudor en otras cuestiones evidentemente menores. Por eso no me ha extrañado, aunque he sentido vergüenza ajena, que la Diputación de Granada, gobernada ahora por el PP, haya nombrado a Federico García Lorca hijo predilecto de la provincia.

En esta estrategia de mimetismo de la derecha, de enmascaramiento para disfrazarse de lo que sea con tal de ganar el poder, pero todo el poder, el PP no duda también en apropiarse sin ningún pudor de los símbolos de la izquierda. Lorca es uno de esos símbolos y lo es mucho más cuanto que ese mismo PP tira piedras todos los días a la justicia de la memoria histórica, de la que Lorca forma parte indisoluble por la forma en que murió, por la ideología de quienes lo mataron, por los motivos de su asesinato y porque todavía no se ha recuperado su cadáver.

La derecha trata de robarle la cartera a la izquierda llamándose a sí misma progresista, hablando de trabajadores y de obreros con la boca llena, disfrazándose de adalid de los derechos sociales y del Estado del bienestar y, ahora, tratando de quedarse con Lorca, es decir, con el patrimonio de todo lo que Lorca representa y que no tiene absolutamente nada que ver con esa derecha sin pudor. La verdadera faz de la derecha es la del lucro a toda costa, la de la normativa laboral contraria a los derechos de los trabajadores, la de los recortes en educación, en sanidad, en dependencia y en infraestructuras, y la de obviar una historia que, por su mala conciencia, quiere olvidar sin permitir que antes se cierren las heridas de los muchos Lorcas asesinados que yacen aún en las cunetas de España. Si el PP homenajea a Lorca a estas alturas es porque la derecha ha perdido también el pudor en algo tan inimaginable como la apropiación de los símbolos del adversario. El impudor. Por no decir la desvergüenza.