Unas 200 hectáreas de pasto, paja y cereal fueron calcinadas ayer por el fuego que se originó en una empacadora con la que se trabajaba en una finca de la Dehesilla de Calamón. Al parecer, la máquina salió ardiendo y las llamas se propagaron con rapidez, a lo que contribuyeron las fuertes rachas de viento. Según explicaron fuentes del parque municipal de bomberos, el incendio, el primero de grandes dimensiones de la temporada de alto riesgo que se registra en la ciudad, comenzó sobre las 14.15 horas y no se dio por extinguido hasta las siete de la tarde.

Cuando los efectivos del parque llegaron al lugar, había un frente de casi dos kilómetros que amenazaba la Dehesilla de Calamón y otro de más de un kilómetro en dirección a Campomanes. Fue en esta última urbanización, a la que los bomberos accedieron con las ‘pick-up’, puesto que los camiones no cabían, donde el fuego estuvo más cerca de las viviendas. Cruz Roja llegó a desalojar una docena de parcelas ante el riesgo que existía para sus propietarios, aunque afortunadamente solo se vieron afectados algunos setos, árboles y algún material. Una mujer de 42 años tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad, pero recibió el alta allí mismo, según informaron fuentes de Cruz Roja.

En los primeros momentos solo los bomberos del parque municipal se encontraban trabajando en el lugar, por lo que tuvieron que emplearse a fondo para evitar que las llamas llegasen a las parcelas de la Dehesilla de Calamón y afectaran a una finca con el cereal aún por recolectar.

Más tarde se unieron a las tareas de extinción un helicóptero del Infoex, procedente de Cáceres, y un retén con base en Puebla de Obando, así como una dotación de bomberos de la diputación del parque de Olivenza. También acudió a la zona la policía local.

En el parque había de guardia ocho efectivos y se activó el sistema de localización, por lo que otros tantos se incorporaron a sus puestos para no dejar el servicio desatendido.