El melón que compró en una frutería de Badajoz la última vez que estuvo en la ciudad, en septiembre, debió salir dulce, porque la infanta Elena parece que se ha aficionado a comprar fruta en la ciudad, que elige ella personalmente. Esta vez lo hizo en el mercadillo de los domingos.

La primogénita del rey se acercó ayer por la mañana, sobre las 12.30 horas, a los puestos de la explanada de El Nevero, acompañada de una amiga y de tres guardaespaldas, y se paseó dejándose ver y fotografiar sin reparos por los ciudadanos que se percataban de su presencia. No así al fotógrafo de este diario, a quien el servicio de seguridad no sólo entorpeció su trabajo sino que lo identificó y amenazó con denunciarlo por tomar imágenes en un espacio público.