Arqueólogo

Vuelvo al asunto de los ingleses y su monumento, que dejé hace dos semanas, por necesidades de mercadillo. Explicaba que Napoleón sólo vio, en un comienzo, a España como un instrumento.

Los dos primeros cuerpos de ejército francés que llegaron a estas tierras sólo lo hicieron como avanzada de reconocimiento. Lo cierto es que estaban de paso hacia Portugal.

Pero la política se complicó entre Carlos IV, el futuro Fernando VII, Godoy, que quería sacar beneficio personal de aquello... Tuvo lugar el motín del 2 de mayo, torpemente sofocado por Murat, y los franceses se vieron enredados en una guerra no deseada.

La intervención en la península era rechazada por la mayor parte de los medios políticos parisinos e incluso por las tropas. Pero Napoleón era mucho Napoleón.

El papel de Badajoz, que era una importantísima plaza fuerte, no fue destacado en los primeros momentos del conflicto. Casi todas las operaciones militares tuvieron por escenario el tercio norte de la península, con muy pocas excepciones.

Y, además, apareció algo imprevisto. Nuevo por completo en el panorama bélico europeo del momento: el pueblo se levantó en armas contra los invasores y se les enfrentó en guerrillas.

Los generales y mariscales del Emperador, que eran sin duda los mejores del momento, no estaban preparados para ese tipo de acciones. Eran capaces de hacer maravillas en cuanto podían desplegar a sus tropas de modo convencional. Pero aquella era una guerra sin despliegue ni gloria posible. Se quedaron perplejos y ese fue el comienzo de sus males.