La empresa concesionaria del servicio municipal de desinfección, desratización y desinsectación, Protexplagas, ha reanudado desde enero las actuaciones de control de plagas de ratas y cucarachas en la ciudad, que se incrementarán a medida que suben las temperaturas. Según afirmó ayer el concejal de Sanidad, Luis Alfonso Hernández Carrón, el continuo control ha permitido que la presencia de estas plagas disminuya a largo de los meses.

Las actuaciones que promueve el ayuntamiento se limitan a la infraestructura urbana, que engloba la red de colectores, alcantarillado e imbornales, con un recorrido de casi 400 kilómetros. Asimismo se actúa en las dependencias municipales, de Badajoz y poblados, los colegios, institutos, centros de mayores y locales de asociaciones de vecinos.

La desratización se hace con estaciones portacebos que contienen raticidas. Las tapas de saneamiento tratadas se marcan con una cruz o con un círculo. La desinsectación se realiza con termonebulización, mediante un cañón que inyecta una nube impregnada con una solución de aceite, que mata a la cucaracha por contacto.

Hernández explicó que el ayuntamiento no llega a zonas privadas, por lo que aconsejó a comunidades de vecinos o propietarios con jardines y garajes que si tienen problemas de ratas o insectos, actúen contra ellos con tratamientos especializados, porque cuando la campaña municipal llegue a sus zonas lo normal es que los bichos huyan por los lugares no protegidos.

Los trabajos de Protexplagas se desarrollan desde el exterior de la ciudad hacia el río. Empezaron en enero actuando en el caso antiguo. En febrero, en la margen derecha, ahora se actuará en San Roque y Cerro de Reyes y al final en las cercanías del Guadiana, en La Paz, Valdepasillas y las viviendas de La Granadilla. Cuando hay problemas puntuales también se atienden.

El concejal hizo balance de la campaña anterior, de junio a diciembre del año pasado. Por orden de importancia, citó a la Uva, con presencia de ratas, que se complica por la disposición de las viviendas. También en el casco antiguo ha habido roedores, por los derribos, así como en San Roque. En Santa Marina existe el inconveniente de que el colector principal de la ciudad atraviesa el barrio. En las casas de realojo de La Granadilla se complica la actuación porque las viviendas vierten a la red de imbornales y no al colector.

De los 24 colegios de la ciudad, ha habido que tratar siete y dos de los nueve institutos, sólo cuatro de las 27 dependencias municipales y ningún centro de mayor ni sede vecinal.