Pusieron el parche antes del grano y ahora resulta que el parche le queda pequeño y el grano rebosa. Desde distintas instancias se viene anunciando desde hace mucho tiempo dónde se iba a instalar la estación del AVE y la ubicación de la plataforma logística, ambas en la frontera de Caya. Tanto tiempo que ha permitido a los especuladores tomar posiciones y ahora los terrenos están en manos de propietarios que parece ser que no están dispuestos a ceder sus pertenencias a bajo coste, porque ya hay quien ha pagado mucho por algo que ahora se supone que vale más.

Hay quien piensa que en operaciones urbanísticas de este calibre, que requieren tanta cantidad de suelo y que tendrán tanta repercusión para el desarrollo de una ciudad, las administraciones no deberían hacer público el lugar que han elegido antes de haber negociado con los dueños de los terrenos, para llegar a acuerdos con aquellos que ofrezcan mejores condiciones. Ahora ya es tarde, y a los promotores públicos no les queda otra que aceptar las pretensiones privadas o bien, como ya han advertido, acudir a la expropiación forzosa del suelo, con el retraso en los procedimientos que eso supone.