TEtsperando meses para escribir sobre la mejor noticia que podíamos contar en la región y, justo el día en el que se produce la aprobación de los presupuestos de Extremadura, el señor Montoro vuelve a aguarnos la fiesta y, de paso, mi artículo.

Después de la dificultad política que supuso para un gobierno en minoría sacar adelante las cuentas extremeñas ahora podrían no ejecutarse tras el anuncio del Ministerio de Hacienda de retener fondos procedentes del Estado.

Y es que al perro flaco todo se le vuelven pulgas, que diría mi madre.

Pero la amenaza del señor Montoro no me va a hacer renunciar a que valore la cintura política y la capacidad de diálogo que algunos representantes políticos están demostrando en Extremadura para llegar a acuerdos importantes como son la aprobación de unos presupuestos.

Lo han hecho posible en el Parlamento extremeño Guillermo Fernández Vara y José Antonio Monago. ¿Quién lo diría, verdad? Como en Badajoz también han llegado a un acuerdo Francisco Javier Fragoso y Luis García-Borruel, de Ciudadanos, aunque este entendimiento era más previsible, pues ya lo hubo en la investidura.

Son muchos los que aseguran que la advertencia de Montoro quedará en una nueva amenaza de un ministerio que en estos momentos está en funciones. Pero deberíamos tomar nota.

La situación política y económica creada en la región tras la posibilidad de una intervención en toda regla de una Autonomía debería hacer cambiar algunos planteamientos hasta ahora establecidos.

El Tribunal Supremo ya lo ha hecho anulando los criterios de estabilidad acordados en 2003. Se hace necesario un amplio acuerdo político de cara a la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica.