El origen del incendio ocurrido en una armería de la base militar de Bótoa el pasado 6 de diciembre, "pudiera ser de carácter fortuito". Es la única información que se desprende de las investigaciones "preliminares" que se abrieron hace más de un mes para determinar las causas del siniestro, según informó ayer la Brigada Extremadura XI. Entonces se iniciaron dos líneas de investigación: una interna por parte de los técnicos de la base y una segunda por especialistas en incendios de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Badajoz. Ambas coinciden en su determinación inicial, que no es concluyente, pues será el Juzgado Togado Militar número 12 de Madrid el que dictamine. El suceso está en fase de instrucción.

El incendio se inició a las 9.15 horas en la armería de la primera compañía del primer batallón del Regimiento Saboya. El almacén, de más de 200 metros cuadrados, albergaba distintos grupos de armas y otros útiles como cascos y chalecos, material de guerra que, en principio, resultó afectado en su totalidad. En las armerías no se almacena munición, que se guarda en el polvorín, que no se encuentra en la zona de vida de la base.

En la estancia donde se produjo el fuego se cayeron los techos. Las habitaciones anexas, oficinas y un aula, también se vieron afectadas por el humo. Inicialmente los equipos de intervención de la base trataron de apagarlo con sus propios medios y, ante la posibilidad de sofocar el incendio, llamaron a los bomberos de Badajoz, que recibieron el aviso a las 10.03 horas. Hasta las instalaciones militares se trasladaron tres bombas pesadas y tres vehículos ligeros con cuatro agentes, más el jefe de servicio.

Su trabajo fue complicado y difícil, por tratarse de un incendio con gran carga térmica. No regresaron hasta pasadas las 13.20 horas, después de ventilar y enfriar todas las estancias afectadas del edificio, que tiene tres plantas. La sala de la armería se encuentra en la baja y cuenta con ventanas al exterior, lo que facilitó la intervención de los bomberos, que pudieron actuar desde distintos frentes.

CON CAUTELA En el incidente se calcinó el material de guerra correspondiente a una compañía, compuesta por un centenar de militares. Durante el tiempo transcurrido desde el siniestro, en la base militar han extremado sus cautelas a la hora de revelar y entrar a valorar el coste del material guardado en esta armería, que es solo una parte del armamento almacenado en la base, pues como la estancia afectada hay al menos cinco en este batallón, cada compañía tiene la suya y el capitán es el responsable de inventariar su contenido, que revisa a diario. Desde un primer momento la lógica llevó a pensar que el origen del fuego estuvo en un cortocircuito. El edificio, de tres plantas, no sufrió daños en su estructura aunque, inicialmente, para evitar riesgos y como medida de seguridad, se procedió a apuntalar una viga dañada de la armería.