Isabel María López Correa, la mujer de 46 años que fue rescatada la mañana del pasado domingo por Angel García de las aguas del azud de la Granadilla, cuando aquella se disponía a cruzarlo junto a otro compañero con el que practicaba piragüismo, falleció la noche del pasado lunes. El deceso se produjo dos días después del trágico accidente que costó la vida a Angel. La mujer se había mantenido en estado "muy grave" todo el tiempo que permaneció en la UCI. El entierro se celebró la tarde de ayer.

Los médicos habían logrado recuperarla tras sufrir varias paradas cardiorrespiratorias durante la tarde del pasado martes, sin embargo no fue posible en la que sufrió a las once de la noche, de la que no logró salir, como explicó a este diario Adrián Ribera, presidente del Club de Piragüismo.

Isabel María fue rescatada con vida de las aguas del Guadiana, tras arrojarse Angel García, compañero de expedición que se encontraba en la orilla, a socorrerla al ver que no podía salir, mientras que otro piragüista lograba salir por sus medios.

Isabel y Angel quedaron atrapados en un remolino y tuvieron que ser rescatados por los bomberos y miembros de Cruz Roja. Ambos sufrieron paradas cardiorrespiratorias y fueron trasladados al Hospital Infanta Cristina, pero mientras que Isabel se mantenía con vida en la UCI, Angel falleció.

El consejero de Salud y Política Social, Luis Alfonso Hernández Carrón, manifestó ayer que "según el parte médico que se nos facilitó, la joven estaba en una situación de coma inducido, de la que le ha sido imposible remontar, por lo que se ha convertido en la segunda víctima de este accidente ocasionado debido a la crecida del río, que hace que las aguas sean peligrosas". Carrón hizo "una llamada a la prudencia en estos momentos".

La Federación Extremeña de Piragüismo hizo pública una nota de condolencia y de solidaridad con la familia de la mujer fallecida. Y También el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, acudió a dar el pésame y acompañar a la familia

Isabel María estaba casada, era madre de dos hijos que también practican el piragüismo y trabajaba en asistencia a personas mayores. Ella ingresó en el club hace dos años, "en un momento en el que entró una hornada de padres que estaban muy interesados en la práctica del piragüismo y quisieron compartirla con sus hijos", explicó Ribera. De hecho, "al hijo mayor lo trajo mi hija de Galicia, donde participaba en un campeonato nacional".

Para este grupo de padres, la federación regional creó un campeonato regional, pues el existente de ámbito nacional se celebraba en lugares muy lejanos, y tanto Angel como Isabel participaban en esas competiciones, seis al año, el distintos puntos de Extremadura. "A ninguno de ellos les daba miedo al agua, y además, es muy fácil enamorarse de esta práctica deportiva", señaló.

El sepelio se celebró la tarde de ayer en el parroquia de San Fernando, que se quedó pequeña para albergar a todas las personas que acudieron a dar el último adiós a isabel y acompañar a sus familiares.