La corrida de ayer en el coso de Pardaleras tenía un marcado carácter local. Tres toreros de Badajoz iban a dar cuenta de un encierro que, a medida que iban saltando los toros al ruedo, resultaban llamativos por estar muy bien presentados. Preciosos los tres primeros, colorados los tres, y un puntos más bastos los otros. Después, la tónica de los cuatro primeros fue su acusada nobleza pero también lo justo de sus fuerzas, aunque a algunos de ellos no se les midió en el caballo. El quinto rompió por bueno, y el sexto por lo contrario.

La tarde fue de Israel Lancho, que cortó sendas orejas. La de su primero, un sobrero colorado, lo fue tras torear muy bien en el capote en un galleo por chicuelinas y un quite muy ajustado por gaoneras. Comenzó el trasteo por estatuarios y después lo toreó en redondo sin atacarlo en exceso porque el animal blandeaba y perdía las manos si no se le llevaba con mucha suavidad y se le obligaba por abajo. Después hizo su particular toreo de cercanías, terreno en el que se encuentra a gusto.

El quinto tuvo mucha calidad. Tomaba la muleta por abajo y transmitía. Lancho inició su faena con los pases cambiados por la espalda, que alternaba con los clásicos de pecho. Después, una a una, fue desgranando varias series en redondo con la diestra de mano baja y muy ligadas. Al final también lo tomó en corto y concluyó con una buena estocada.

Ambel Posada sorteó dos toros de tanta nobleza como poca transmisión. Al primero se le dio un puyazo excesivo pero su fondo era el de un astado justo de raza. Hubo series de Ambel componiendo bien en los embroques y, con el toro deseoso de tablas, aprovechó los pases hacia dentro, bellos por momentos en lo que era un toreo cambiado que siente y en el que se gusta este torero.

Tandas en redondo

Al cuarto lo recibió a la verónica y los lances tuvieron expresión. También fue mal picado con un puyazo en la paletilla. Hubo tandas en redondo suaves, esperando al toro, hasta que éste se paró del todo. Julio Parejo tuvo un lote poco propicio para el triunfo. Toreó decidido a la verónica a su primero pero su destacada nobleza se acabó en tres vueltas de campana, por lo que llegó sin fuerzas al último tercio. Perdía las manos a poco que no se llevara a media altura y sólo pudo lucir en contados naturales.

El sexto fue el peor porque se venía al paso y media al torero. También estuvo bien Julio Parejo a la verónica y después hizo el esfuerzo de estar ante ese deslucido animal.