Es un día muy importante para mí y para mi familia y vendré más para estar con los amigos», manifestó ayer José Antonio Marcos, Un gallego en Extremadura -como reza el título de un libro sobre su persona-, que fue nombrado Hijo Adoptivo de Badajoz hace unos años y que ayer recibió un multitudinario y emotivo homenaje de la sociedad pacense --y de la provincia y la región--, en reconocimiento a su labor como director general del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Badajoz desde 1986 hasta 2009.

Marcos, acompañado de sus tres hijos, asistió a un acto que congregó a prácticamente todas las autoridades actuales y de los últimos años, además de representantes de la política, de la empresa, de los consejos de administración y de otros órganos de gestión de la antigua caja, antiguos trabajadores y representantes de organizaciones sociales que se han visto beneficiadas por la Obra Social de la antigua Caja Badajoz y ahora de Fundación CB, promotora del homenaje junto con el ayuntamiento.

Marcos y el alcalde, Francisco Javier Fragoso, descorrieron la bandera que cubría una de las placas que dan su nombre a la calle entre la Biblioteca del Estado y el edificio Siglo XXI -que muchos de los asistentes presentaron como «su firma»-, junto al presidente de la Fundación CB, Emilio Vázquez, y el presidente Vara.

El acto continuó en el interior de la torre de Ibercaja, donde recibió numerosas muestras a de afecto, de reconocimiento personal y profesional por su labor realizada en Caja Badajoz, a la «que subió a lo más alto en niveles de rentabilidad y solvencia», una labor que coincidieron en señalar los intervinientes, desarrolló «con mano firme y un gran corazón», en beneficio de la ciudad, de la provincia y de la región.

También destacaron que gracias a una gestión rigurosa de la Caja, la Obra Social creó la principal red de edificios de asistencia para colectivos sociales que trabajan con personas en exclusión y con discapacidad, así como edificios universitarios.

Asistieron el presidente Vara, los expresidentes Ibarra y Monago; el presidente de la diputación, Miguel Ángel Gallardo, y el expresidente Valentín Cortés; el alcalde pacense y los exalcaldes Montesinos y Celdrán; numerosos concejales de la corporación; la delegada del Gobierno, Cristina Herrera; el director general de la Policía, Germán López Iglesias; el presidente de la patronal Coeba, Emilio Doncel; miembros de la Económica de Amigos del País, que anunció su amigo y compañero Alfredo Liñán, lo nombra socio de honor.

Además del presidente de la Fundación CB, Emilio Vázquez, y su director general, Emilio Jiménez, acudieron los patronos de la entidad y los expresidentes Antonio Mendoza y José Manuel Sánchez Rojas, o el exmiembro del consejo Francisco García Ramos, quien preguntó en voz alta «¿Por qué se vendió la caja tan barata siendo tan solvente y rentable?».

De las intervenciones, Vázquez destacó que la gestión que hizo de la caja permitió contar con una Obra Social de la que es heredera la Fundación CB, y cómo logró dejar construido el edificio Siglo XXI junto al Guadiana.

los elogios / Vara recordó cómo acudió de inmediato para ponerse a disposición de las autoridades en la riada del 97, o a dar ánimos cuando Ibarra sufrió un infarto; su empeño por hacer una caja rentable y cómo la crisis se llevó por delante un «modelo que funcionaba».

Mendoza y Sánchez Rojas alabaron, por su parte, su dedicación, apoyo y el impulso que mantuvo para sacar las proyectos adelante.

Fue especialmente emotiva la intervención de Alfredo Liñán: «Fue mi jefe, compañero, amigo y hermano mayor», alguien «con quien puedes estar de acuerdo o no, pero que deja huella, porque es brillante, además de un gran tímido». Y contó cómo mandó hacer reproducciones personales para todos de la Medalla de Extremadura que otorgó la Junta a la Obra Social, o partió la del Ahorro para darme la mitad y decir que el que primero faltase dejara una nota y le hicieran llegar al otro su mitad. Liñán lo presentó como «un Quijote y como un Capitán Trueno», que «nos traía como cortesanas por rastrojo a la hora de trabajar, pero siempre con una gran corazón».

Ibarra afirmó: «Yo no lo conocía cuando llegó de Orense dejando la caja que cogió en la UVI en la sexta posición, y señaló que «le dije que nunca lo llamaría para decirle cómo llevar la caja», para aclarar que nunca hubo interferencia política en la gestión económica.

Monago contó cómo lo conoció siendo teniente de alcalde de Badajoz y cómo logró construir un «gran edificio, su firma», el Badajoz Siglo XXI.

Fragoso, por su parte, expresó su «orgullo» por el acuerdo plenario para que José Antonio Marcos tuviera su nombre plasmado en el callejero de la capital pacense.

Dijo que «no es un gallego en Extremadura, es de Badajoz y nacido en La Coruña, porque aquí afincó toda su vida profesional y llevó nuestra caja a las más altas cotas en la mayoría de las ratios».

Resaltó que su buena gestión se trasladó a la Obra Social, que dio a la ciudad y la provincia un tejido social en el ámbito de la discapacidad, que hoy no se podría entender sin Caja de Badajoz y su Obra Social, que también favoreció la construcción de edificios universitarios y la torre Siglo XXI.