TEtl proyecto del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Badajoz de crear un Centro de Ocio en las antiguas instalaciones del matadero municipal ubicadas en el polígono industrial el Nevero y autorizar allí también el botellón me parece una buena idea. No sólo por darle utilidad a unas instalaciones abandonadas desde hace años, sino por su ubicación cercana a la ciudad y donde no habría los problemas de convivencia que tanto dificultan la relación entre la diversión de los jóvenes y la vida diaria de cualquier ciudad.

Por tanto el titulo de esta columna no corresponde con el significado negativo con el que también puede entenderse. Nada más lejos de mi intención. De hecho utilizo la expresión como recurso periodístico para atraer al lector sobre uno de los temas más sensibles en nuestra sociedad: el ocio y la educación de los jóvenes. Nos interesa y preocupa de manera individual todo lo que les pase porque son nuestros hijos, nietos o cualquier otra relación familiar. Pero también como colectivo porque representan el futuro.

El nuevo uso del antiguo matadero lo hemos conocido esta semana después de que se planteara, una vez más, y parece la definitiva, prohibir el botellón en la zona del paseo Fluvial. Hay problemas de seguridad de los propios jóvenes, de convivencia con los nuevos locales y de conservación del río.

La idea es autorizar sólo una de las tres zonas donde en estos momentos se puede hacer botellón en Badajoz y acondicionar para uso juvenil las instalaciones de El Nevero. Es decir, replantear una parte importante de las políticas de ocio juvenil en la ciudad.

Sería deseable que la decisión contara con el consenso de los todos los grupos municipales. Y que no hubiera prisas para tomar decisiones. Las estrategias de ocio y educación juvenil requieren de una estabilidad a largo plazo, alejada de cualquier tipo de intereses, para no volver locos ni a los jóvenes ni a sus familias.