El magistrado que preside el juicio que se sigue en la Audiencia de Badajoz por el asesinato de David Sansegundo la tarde del 28 de septiembre del 2006 en el patio de la cárcel pacense, denegó ayer la solicitud de la defensa de reconstruir el crimen en el patio de la prisión, a pesar de que diez de los once miembros del jurado lo apoyaron. La negativa la fundamentó en la Ley de Enjuiciamiento criminal y la del Jurado.

La cuarta jornada del juicio comenzó con la exposición de las partes sobre la propuesta del defensor. Ni el fiscal, ni las acusaciones, ni la letrada del Estado consideraron necesaria la prueba, toda vez que disponían de fotos, planos y croquis en díapositivas para analizar la ubicación de los testigos en el patio, su distribución, el lugar de la agresión y las distancias existentes para analizar los hechos. Y porque la prueba se debió practicar durante la instrucción del sumario, o haberse solicitado al presentar las conclusiones provisionales.

Tras escuchar a las partes, el magistrado sometió la solicitud al jurado, que se retiró para deliberar. Con una votación de diez a uno a favor de ir a la prisión, el presidente de la sala dijo que la Ley impedía realizar la prueba si no podía practicarse en el acto y que, en caso de tardar cinco días se debería disolver el jurado y reiniciar el proceso.

El fiscal y las acusaciones apoyaron las razones del magistrado por la dificultad de mover al tribunal, de garantizar su seguridad y por alterar la vida en la prisión, además de que los presos contaminarían el juicio del tribunal. Y supondría trasladar a los internos de los tres módulos que utilizan el patio a la hora en que ocurrió el crimen y a la que se debería practicar la prueba, aparte de que se tardarían varios días en organizarlo.

La defensa, por su parte, consideró que nunca sería igual ver unas fotos que estar en el lugar y comprobar distancias y las supuestas contradicciones y "mentiras" que ésta apreció en las declaraciones de los testigos.

El fiscal y las acusaciones mantuvieron sus conclusiones como un homicidio con alevosía: asesinato. Basaron el carácter alevoso en la preparación del pincho días antes de la agresión, llevarlo encima, el golpe mortal en el corazón y que la víctima no pudiera defenderse.

UN COMPLO Además, intentaron desmontar que la defensa presentara al acusado como toxicómano y enfermo mental, recurriendo a los informes forenses, así como negar que se trata de una "conspiración" para acusar a Antonio R. P. otorgando "prebendas" a los testigos. La abogada del Estado se limitó a señalar que la prisión no cometió ninguna falta, cumplió todas las normas y que si hay un delito, no era imputable al centro.

La defensa alegó la existencia de un "compló" y las contradicciones y "mentiras" que apreció en cada testigo. El letrado, sobre la deuda del paquete de tabaco, preguntó: "¿Alguien sabe si Antonio fuma?". Cuestionó que la prueba de ADN practicada al pincho no dieran resultado, ni restos de sangre. Y señaló que un testigo "estaba en dos sitios a la vez", según diferentes versiones.

Asimismo, se justificó en informes médicos de otras prisiones para justificar la politoxicomanía "desde los 14 años" del acusado, y que padece una psicopatía grave, por lo que planteó la existencia de dos atenuantes, de forma alternativa a su informe de no culpabilidad por no haberse acreditado la participación del acusado en los hechos, y siempre sobre un delito de homicidio y no de asesinato. Con ello pretende rebajar la pena en dos grados.

El juicio continuará el próximo lunes con la entrega al jurado de las preguntas que deberá responder para decidir si el acusado es culpable o inocente.