Buena entrada la de ayer en el coso de Pardaleras, para frustración de quienes atacan la fiesta. El público respondió a un cartel rematado y en la tarde hubo pasajes de buen toreo, aunque la misma no fue triunfal por la falta de raza de la mayoría de los toros de Domingo Hernández y Garcigrande. El gran triunfador fue El Juli, con el mejor lote.

Era muy terciado el toro que abrió la corrida y no se desplazó en el capote de Morante de la Puebla, que para aliviarlo y enseñarle a embestir le abría los brazos hacia fuera, con el remate de una bella media verónica. Blandeó en el caballo y José Antonio Carretero lo lidió con mimo, lo que agradeció el animal, que mejoró en banderillas.

Comienzo de faena muy a favor, con ayudados por alto. Morante de la Puebla lo llevaba a media altura, no lo atacaba y el de Garcigrande iba y venía con desgana. Topaba, lo que deslucía la labor del torero, con el publico, ya por entonces, en contra del deslucido burel. Sólo destacar un derechazo largo y profundo, como por arte de magia. Muy mal con la espada, Morante fue abroncado.

Palmas de ánimo por bulerías le tocaron al sevillano antes de que saltara al ruedo el cuarto. Toro chico, ensillado y frío de salida pero al que el maestro sevillano quiso enseñar a embestir con dos verónicas sacando los dos brazos, otras dos ya con la figura muy compuesta, acompañando la embestida, y una media primorosa.

Bellísimo el comienzo de faena de Morante, con ayudados por alto y dos pases de pecho. En redondo, dos primeras series en la raya de dentro, el animal tenía buen comienzo del muletazo y buen embroque, pero tenía tendencia a soltar la cara en el remate. Se saca al tercio al toro, al que faltaba también ritmo porque perdía las manos cuando el torero le bajaba la mano. Naturales de uno en uno, sin lucimiento, aquello era un pozo sin agua, por lo que Morante, a petición del público tomó la espada, con la que otra vez estuvo sin confianza y desacertado.

De bonitas hechuras era el primer toro del lote de El Juli. Muy armónico y largo de cuello. Prometía y a ello hizo honor en el capote, que le bajaba los brazos y le ganaba terreno hacia los medios. Un puyacito de Salvador Núñez. Quite de dos chicuelinas, la tijerilla y la revolera.

Inicio de faena de El Juli de rodilla genuflexa pero ayudando al de Domingo Hernández a ir hacia delante. Fuera de las rayas, en redondo con la diestra. Toro enclasado pero no sobrado de fuerzas. Suavidad extrema del torero y segunda tanda de limpia ejecución, obligando al animal, que respondió a ese milagro que es el temple. Naturales de uno en uno, toques fuertes pero por ahí le costaba al toro seguir la tela. Vuelta al pitón derecho, el bueno del burel, para lograr una serie de mano baja que caló en el tendido, el cambio de mano y el de pecho de remate, y otra de la misma guisa. Efectivo con la espada y el descabello, más que brillante, paseó la primera oreja de la tarde.

Muy cuajado y grandón era el quinto, lo que confirmaba la desigualdad de la corrida. Eso sí que es culpa clara del ganadero, el no prsentar un encierro parejo. Pero lo que son las cosas, el toro tomó bien el capote de El Juli y rompió a embestir con buen son el inicio de faena, cuando el torero le citó sin más asentado en el tercio. Toro galopón y de muy buen recorrido en las dos primeras tandas en redondo, series limpias y logradas. Siguió el torero con la zurda y por el pitón izquierdo el burel también le respondió cuando lo llevaba largo y hacia dentro. En corto al final, aguantando ante la dulzura del gracigrande. Faena larga y espadazo soltando la muleta.

También de Domingo Hernández era el primero de Roca Rey. Toro muy bien hecho pero que se abría en exceso en el capote del peruano, un punto descordinado. Un puyazo, que tomó bien. Quite muy aplaudido por tafalleras de Roca Rey y brindis al público.

Se toma un tiempo para iniciar la faena y ceremonioso la inicia por alto, para inmediatamente ponerse las dos rodillas en tierra. Ahí le protestaba el animal pero tuvo eco en los tendidos. Con la zurda, queriéndolo llevar largo, pero faltaba ritmo al toro salmantino y le sobraba blandura. Cambia a la diestra, pronto en terreno de cercanías ante el poquito fuelle del astado. Saludos.

Despegado del suelo era el sexto. Toro noble ya de salida en el capote de Roca Rey, heteroxo de concepto y en las formas, cuando tras dos verónicas siguió por chicuelinas y el remate de la larga. Quite de igual planteamiento con la tafallera, la saltillera y la gaonera.

Era un animal de almibarada embestida en la muleta del diestro, aunque de muy poca transmisión. Tras un inicio por estatuarios y el cambiado por la espalda siguió en redondo por ambos pitones. Quietud del torero como rasgo más determinante de un trasteo de largo metraje, con el toro sin fuelle al final, que llegó al público. Oreja.