Es un director de cine formado en el Reino Unido y podría haber sido actor, porque tiene talento y físico. Pero, en una de esas vueltas impensables de la vida, Julián Cuéllar Reynolds volvió un día a Extremadura para ser empresario, aunque él no lo sabía. Estamos abocados todos a ser cosas que ignoramos previamente. Y no lo digo porque al nacer nadie sabe lo que será --obviedad imperdonable en esta columna--, sino porque la mayoría no es consciente de que las crisis son campo abonado para el éxito.

En una de estas crisis de coyuntura que tenemos todos y que muchos aprovechan para crecer y triunfar en lo inédito mientras otros pierden la ocasión por darse al llanto, Julián Cuéllar, cambió las brumas británicas por los calores extremeños y se encontró con una ruina de empresa por la que nadie daba un duro. Coincidieron, como pasa tantas veces, la persona adecuada con el negocio posible. De esto hace más de veinte años y yo informé en primicia de aquel proyecto por el cual, un joven director de cine, sin experiencia empresarial, compraba y ponía en marcha lo que hoy es Pizarras Villar del Rey, una de las industrias de su ramo más exitosas del mundo.

Conozco a Julián Cuéllar desde que éramos niños, aunque él es más joven que yo, y siempre seguí sus pasos, primero como hombre del cine en Gran Bretaña y España, y después, como empresario. Porque tras las pizarras llegaron otras empresas, de modo que Julián ha creado o ha contribuido a crear cinco sociedades en Extremadura y en Portugal, con las cuales da o contribuye a dar trabajo a más de 350 personas. Y ahora, cuando todo iba viento en popa, viene esta crisis internacional que tiene su origen en las políticas de George Bush y que está afectando a todo el mundo, y no por culpa suya nuestro empresario se ve obligado a una pequeña reducción de plantilla --por causas estrictamente de flexibilidad financiera--, que al que más le duele es a él.

Pero Julián Cuéllar sabe que las crisis son también oportunidad para quien no se rinde y estoy seguro de que cuando esta situación de la que él no es culpable pase, multiplicará el número de sus empleados. Así que, ánimo y adelante. Ah, y gracias por elaborar ese magnífico vino que se llama Gloria Reynolds .